Amor romántico y de golondrinas
con las flores de topacios
alejandrinas.
Voy diluida en una lágrima de Dios,
espero la inquietud en el adiós.
Latido de los siete mares
en las ramas de azahares.
Como el clavel
que se enrojece así mismo, para él,
un tanto así.
Un tanto así,
en el círculo añoso
la fronda de cristal gira
amorosamente.
Así,
escuchando el cántico ilustre del pájaro filial,
viviendo en el misterio de su selva,
soñando dentro de sus hojas dormidas.
Ivette Mendoza