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jueves, 19 de abril de 2018

Esa espada está hipnotizada

Esa espada está hipnotizada.
Y como nunca lo estuviera
soñando góticas batallas
en lo que se entiende caerá vencida.
Tenebrosamente afila,
aunque sin más razones,
lanzó un certero vistazo
como llamando a su muerte.
Miró en detalle, miró,
cuantos comprenden filo de bronce,
y fijamente miran al horizonte,
pomposamente torpe de justicia:
Esa espada que traspasaba más allá
y no quiere desandar súplicas
a entablar empate alguno
a lo que más bien piensa y
luego existe y yo cabalgando
con quien jamás luchó para nada
cuando era una verdadera espada,
si respiraba al paso de valentía,
porque su emoción era la armadura,
y yo era la embestida vertiginosa.
Ivette Mendoza