Caen los monumentos al sinfín
Caen sin reino. Yo los vi caer como
sangre en los dedos
Como en recta caída y crepúsculos
perfectos. Mil años
que intenté y no pude ¿Qué?
Quizás en tierra santa; dolor de sangre; las venas que duermen,
lo salmos que salvan como la
serpiente que abraza
lo que descubrió en mi mientras
llegaba el blanco recuerdo de febrero.
Floreros líquenes en hierba de luz
caen y caen fuera del yerro.
!Cobre en tu desaliento,al fin bebo la
espina espacial!
Enjuagues de tu piel naranja; mi
vida se acerca a la tuya, con
puentes colgantes en la curvatura de
su trayectoria.
Corazones grotescos, flagrantes y
fluidos como lanzas de acero
impiden su escapatoria.
Lanzas que lanzan al igual difieren,
sé que hablan de mí, sé que me
espían,
sé que me tientan, sé que me
arrastra
un amor que me sedujo sin amor,
escucho el rumor de caer,
no mitiga sino que exalta,
mata pero no llega
mata que mata pero ya.
Ivette Mendoza