Puñado de estíos embelesan mi alcoba virtualmente
Puñado de estíos
embelesan mi alcoba virtualmente haciendo zoom.
Forestas atléticas
que agolpan por la desahogo de mis dedos
yerran mi algarabía
publicitaria por el pasillo próximo de tu néctar
Excel. Soy, neófita
del luto panda armiño. Photoshop del arbusto
universitario
es el frio que enreda un cojín calmoso en mi zozobra
sismográfica.
Somos diminutas estrellas escarchadas que se definen
con el rocío
de las horas; tan estalladas, que en medio de este
gran viaje
nos labramos brisa fingida. Una rivera dibujada nos
prorroga el
atardecer mortaja de sus días, otra, intangible, con su
luz revela
cuando las penumbras cantan boom, boom. Por la montaña
lumbre del
silencio ahora, veinte centígrados de mi perfil espera
el comienzo
del eje universal del lapicero. Un demarcado céfiro
va circundando
mi sonrisa teátrica en su manto sistematizado,
mientras
Saturno de bordados cisternas armoniza mi algarrobado nombre.
Ivette Mendoza Fajardo