Cilíndricos sentimientos diminutos y tenaces
Cilíndricos
sentimientos diminutos y tenaces
suponen su alquimia
en calurosa monotonía
cultivando más
arcilla y más poder de su alarido simétrico
luego la
verdad bajo el universo interpolado de sierpes o
de milagros
inefables hacia el reflejo millonésimo audible
para un
grado centígrado del pájaro cautivo
en primaveral
desenvoltura manto rebosar
benignidad
mutante hacia el resplandor absoluto
después no
hay más que la esperma de la sombra
y aún cuando
pudiéramos hundir garabatos al unísono
o llevarnos
la alforja malgastada de ansiedades ¿Por qué?
porque es
justo tal vez que calle la voz de la embriaguez
descorazonada
hasta la oleada arruga que se extiende
cinco milímetros
desde un año luz
que virtud la
que le sigue a esta promesa de azafrán
que bulle el
deseo de sobrevivir en el orbe alocadamente
que al
impulsarse en su cuarta dimensión ofrece
su elástica energía
y su termostático recuerdo que se
inflama díscolo
y perturbador
talvez,
talvez como un ocaso ¡Eureka, Eureka! En
su larga
estampida neófita que va más allá del suspenso
díptero y la
emoción empírica
no hay más
falla, no hay ingrata revelación sólo
acordes parabrisas
y duetos espasmódicos del halcón.
Ivette Mendoza Fajardo