Alícuota al contoneo cachazudo y águila rotunda
Alícuota al contoneo
cachazudo y águila rotunda,
la fruta azufre de tristezas
en cenizas rumiantes
y los rayos untados de
soledad y olvido,
la cifra ultramarina de
mejillas acoge y ruega
como paragua y evangelio de
hormigas transparentes,
a la serpiente electrónica de
la especie.
Una manivela, que
inteligente
se señala en la perpendicular
del sufrimiento,
sólo piratea debido a ese
culatazo con cara de pechuga.
Formulaciones en pantano cuelgan
bajo sus alas galileas,
puñalada hermética de
golondrinas y mandíbulas cósmicas.
Siglos en alegrías
depresivas, malpariendo, se machacan
y transcurren, van labrándose
la
radioactividad del espíritu
pisoteado de metales galácticos,
la voluptuosidad del volumen
de macho-instinto,
menea zozobras circulares y
bueyes del séptimo diamante.
Ivette Mendoza Fajardo