Taciturno aposento enyesado lógicamente
Taciturno aposento enyesado
lógicamente
para dinamitar a la bruma
bufonesca y conturbada;
para dar balanceo a las
razones fundamentales
que acarrean sensaciones,
hábitos extraños
y abandonan un manojo de
lloros manoteados
a los gorjeos del orbe que en
los litorales plenos
explayan sus árboles
calamitosos, sus cruces zafias.
¡Qué embrollo de estirpe y de
gesto dormilón!
¡Qué triángulo de sirenas y
bisutería de algas!
Antagónico el drama que
flagelará la luna sonante,
desatará sus perfiles
abordados bajo un cielo deslucido
de fragosas estrellas
florecidas de carnes velludas,
resignará en los espectros
trepidantes el siglo del rencor,
un ataúd crepuscular
perturbando la simiente de tus ojos
en un maquinal de sudores
arraigados.
Enigma de borrasca amainando
las bayonetas desgalichadas,
derrochando el cuerno
adivinatorio de los renos anarquistas
en la estatua sin esperanza
como un pico ávido campechano.
Cegada musculatura de
aeroplanos aventurados
donde nublados de pañuelos
intransigentes enarbolan
la vida parida de artefactos desnudos en circuitos soberbios.
Ivette Mendoza Fajardo