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sábado, 18 de julio de 2015

El abuelo y su pipa


Rosa, rosa azulón dentro de la casa de taquezal
El abuelo sentado está en ese sillón cada vez
Más encanecido. Por esa razón de experiencias, alegrías
Y lagrimas su alma se ha construido.

¿Cuántas lunas han pasado que han hecho temblar sus manos?
El abuelo apenas sonríe porque sabe que está por
Tocar el frio invierno, el más anochecido.

Ya no lleva fuerza su voz, solo arrugas en su rostro
Que hoy cuentan hazañas iluminado por sabias auroras,
Que poco a poco se empañan.

Se la pasaba del trabajo a la casa, de la casa al trabajo
Para ganarse la vida, aunque ahora con la espalda
Encorvada luce gozoso de sus logros
Con su corazón suavizado.

Pero el abuelo se ha ido en un día soleado
Y su pipa y  el olor a tabaco
En la casa ha quedado como su retrato pintado.

Ivette Mendoza
2015