Ver aparecer la mañana
con su cabal lozanía
de lento descifrar
como arte poética
sobre el terso metal.
Monarquías y lugares
y el encanto de la brisa
de hostias bienhechoras
por el optimismo humano,
por el optimismo humano,
al alcance del amor.
Su idioma es y solo es
la razonable tecnología
que conserva el pasado
y nos regresa al presente,
su cavilar, su voz interna
recordada para siempre,
que nos traerá la llana
ilusión progresiva.
Ivette Mendoza