Crepúsculos nicaragüenses de
sacuanjoches
largos días, melodías de azul y blanco
todo respira victoria:
guardabarranco.
Como anhelados, inspiran al poeta
las noches.
Con toda certeza ventura contra su
desventura.
Dulces crepúsculos de amor, verso y
suspiro,
de la tierra del madroño, la tierra
hermosa,
Darío (el poeta), en letras de soles te
miro,
bajo la marcha triunfal y victoriosa.
Ivette Mendoza