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domingo, 18 de febrero de 2018

Rechino de cuerpos fatuos

Rechino de cuerpos fatuos
rechaza la desdicha ignota
Dios los crea, los cubre y luego se descobijan
en el círculo puro de cuerdas filiales.
La polea es la medida del tiempo
que muere mil veces,
vamos al cataclismo que suma espuma
todos los días junto a la hiedra que la hace
parir hasta alcanforar la inmortalidad.
Pesa en mí una nube triste y es solo
evidente en el ojo derecho y tu
si vas a mi lado es porque amor siempre
te he dado.
Yo digo -sentencia -cuando creer ya no
es ventura sino desventura.
Yo digo –delirio- cuando todo sofoca aun
tus besos en mi boca.
Yo digo –llanto- como una música de
máquina virtual,  lúgubre y fatal.
Y si falla el corazón en su tuerca-alianza,
terca es su desesperanza, muda cual roca
su afección toca.
Estoy meditabunda como la serpiente
sapiente, aunque tú me sigues la corriente,
más nada es tan amargo como mirarme 
fijamente con esa mirada profunda.
Ivette Mndoza