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viernes, 9 de febrero de 2018

En el instante de enchilar y quedar enchilado

En el instante de enchilar y quedar enchilado
el chile quema tu sonrisa
como fuego lleno de furia en el altar de los dioses.
Tus labios dirán que es verano y contienen
tanto lo amargo como lo escarlata picante.
Llamarada asombrosa, hasta el enchilado suspiro,
el muslo se tensa, la mano une la irradiación.
En esta mesa tenemos
un deseo de amar y usar el infernal chile
como un eslabón para los esperanzados.
¡Ay que diversión tan suicida!
¡Hay más chile que vida!,
¡Terremoto en el epicentro del alma!
Veo explotar la bomba del tiempo,
en mi pensamiento anicaragüensado
con el nombre de acero
que deja los corazones rojos, rojos de atardeceres.
El aventurero siempre busca el beso enchilado
el que deja la vista inmóvil,
el que te sumerge en el ciego delirio
y te produce el sueño de no querer despertar
¿Certidumbre o incertidumbre?
Es el instante de enchilar y quedar enchilado.
Ivette Mendoza