Con apóstrofe astuto e imponente, se
concibe
cápsula entre comillas y de artillería
leve.
En un desbotono monta su rabadilla breve,
que diestro en fonemas, impaciente, se
percibe.
La alquimia, lo étnico, lo atrayente, se
inhibe;
la esferoidal auténtica, ególatra, aún se
atreve.
Ante la factorial del verbo silente que se
muere,
su costilla rebotando en lo equilátero lo
revive.
Llega la glicerina en reglones de pavor y
resguarde,
quien hace giro hacia arriba en simetría,
que alarde;
quien hace de la proteína tan cobarde,
cede.
Y quien encadena tanto en la taxonomía
arde,
y no ha de complicarse luego en la misma
tarde
porque su consuelo en sabiduría: puede.
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© 2025 Ivette Urroz.
Ivette Mendoza Fajardo
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