Mesa que se viste con mantel
triunfante
me ilumina el sentimiento, en mañanas
de porcelanas.
Siempre a la hora del desayuno, los
platos empiezan a tararear,
siempre es la hora cuando los pájaros empiezan a cantar,
siempre es la hora cuando los pájaros empiezan a cantar,
la base principal es el café que
como latigazo quita el sueño,
dentro de las tazas pende un orgasmo
extraordinario,
dentro de las tazas ibas tú, herido
y solitario,
y yo con tanto argumento te ahumaba
el momento pero
las vajillas familiares me inducen
al sueño de coqueta,
para que los besos sean más jugosos,
pasando a vencer la lógica de los
cuchillos,
mientras tú te quedes maniatado a
mis brazos.
Siempre a las siete en punto de la mañana
se cura toda herida de los
descalabrados corazones
seduciéndolos, abrazándolos, acariciándolos
seduciéndolos, abrazándolos, acariciándolos
porque los tiros en el blanco desatan la
tentación de despreciarse.
Dame otra taza de café, ofrécemela, sírvemela,
endúlzala
y así nos pasamos la vida Premium
dorada,
late o cappuccino, aroma de aurora, oro, oro,
late o cappuccino, aroma de aurora, oro, oro,
tango de mochaccino alumbra soledad.
En el tanto palabrerío las tazas pueden llegarse a romper
En el tanto palabrerío las tazas pueden llegarse a romper
Ivette Mendoza