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jueves, 28 de abril de 2016

Escudos de árboles



Escudos de árboles, guillotinas de la luna
Dagas de la mañana, berrinches del mar.
Intuyen la frigidez del fuego.
Sin perderme, el malabarismo del malandrín,
Que desata una lluvia de ojos con puñales.
El déspota despotrica contra el aprecio,
Y recibe el desprecio de los demás,
Pagó un alto precio.
La onírica ciudad de las luces y su torre de papel.
Un oasis obcecado se traga los rayos del sol.
El garabato del corazón desgarbado
Desgarra el nido que le han ofrendado.
Siempre tú amando la sintonía cantora de mis labios
Y su cambio constante del tiempo.
Vivo en una ciudad poblada de peces
Que detectan la maldad de los barcos.
Soy un poste de luz que alumbra
Las calles del vecindario y nunca me apago
Además recibo buen pago.
El mapachín en una fiesta de máscaras
Enmascara penumbrosos precipicios.
Se suicida la depresiva noche, se cuelga en un árbol,
Muchas veces intentó degollarse.
Los caminos del cráneo y sus vidas intrincadas.
Como un can husmeo los pasos de tu infidelidad.
Hay un águila dentro de mi corazón, que vuela con
Alas libertarias.
Buscan corazones acaudalados en los avisos
Clasificados.
Hay búhos trabajando con google que lo saben todo.
Ivette Mendoza

miércoles, 27 de abril de 2016

Ebriedad de deseos



Ebriedad de deseos, seriedad purgativa  
Sobre un reflejo migraña que engorda,
Enflaquece buscando pretextos.
Supone que va del ombligo a la cabeza.
De la cabeza a los pies mascando sus mundos,
Mundos gratos, ingratos que embrutecen,
Me azotan, a ti, a ellos, a todos, a nadie  
Al ideal que no se pudo plantar, plantígrado.
Yo jamás pedí que se plantara,
Mecanicé clemencia
Soy la misma clemencia
Soy el arrebato de la clemencia
Dentro de tanta carencia
Soy la crítica entre el papel y el ensayo
Para servirle al poema
Y para no servirle.
 Ivette Mendoza

No más caricias




¡No más caricias, ponzoña!
Conozco el juego de tus mentiras
Te veo entre matices fallidos,
Follaje obtuso de armadura.

Te sigo viendo de nuevo, aquí,
Aquí donde menos deseo verte.
Verte y fluir aburrido, fluir sin ser
Transformado. Más avispado que las
Avispas.
Soga desmedida al grito, grito.
Soga agreste, comedia encima
De todo, encima de nada.
Pobreza solana agarra lágrima
Cercana, ahora mismo, a cualquier
Hora, casi, casi nunca, siempre.
Grito, grito para no verte, grito
Y tú no escuchas mi grito.
¿Qué no lleva su delicada voz?
Ando observando el cuenco
Desolado y nada he encontrado.
Hace calor, nicotina quemada.
Pájaro negro, infiel a la tierra,
Infiel y oscuro y obtuso, infiel.
Corazón fruncido que ya no recorre
En mis venas, ni en las heridas.
Hace calor y ocultas tu mirada,
Perdió el sentimiento, tomas el mío,
Te apetece, lo arrebatas, te sirve
De corbata, lo desbaratas y te agrada.
 Ivette Mendoza