Escudos de árboles,
guillotinas de la luna
Dagas de la mañana, berrinches del mar.
Dagas de la mañana, berrinches del mar.
Intuyen la frigidez del fuego.
Sin perderme, el malabarismo
del malandrín,
Que desata una lluvia de ojos
con puñales.
El déspota despotrica contra
el aprecio,
Y recibe el desprecio de los demás,
Pagó un alto precio.
La onírica ciudad de las luces
y su torre de papel.
Un oasis obcecado se traga los rayos del sol.
Un oasis obcecado se traga los rayos del sol.
El garabato del corazón
desgarbado
Desgarra el nido que le han
ofrendado.
Siempre tú amando la sintonía cantora de mis labios
Siempre tú amando la sintonía cantora de mis labios
Y su cambio constante del
tiempo.
Vivo en una ciudad poblada de
peces
Que detectan la maldad de los
barcos.
Soy un poste de luz que
alumbra
Las calles del vecindario y nunca
me apago
Además recibo buen pago.
El mapachín en una fiesta de
máscaras
Enmascara penumbrosos
precipicios.
Se suicida la depresiva noche,
se cuelga en un árbol,
Muchas veces intentó
degollarse.
Los caminos del cráneo y sus
vidas intrincadas.
Como un can husmeo los pasos de tu infidelidad.
Como un can husmeo los pasos de tu infidelidad.
Hay un águila dentro de mi corazón,
que vuela con
Alas libertarias.
Buscan corazones acaudalados
en los avisos
Clasificados.
Hay búhos trabajando con google
que lo saben todo.
Ivette Mendoza