Vida teñida en violeta, vida
perfecta
Desea llenarse de lunas panderetas
Y se escucha su voz sonreír.
Susurro de hojas, susurros de
vientos que
Ya están cabal en el cercano
recuerdo,
De nuevo se escucha su voz sonreír.
Latinos pensamientos se van
perfilando en
La falda de luz de la carismática
estrella.
La quietud neblinosa, es aire
que se labra
Y se desparrama, se desparrama
y se vuelve
A labrar.
Mi corazón te espera y lleva armonía
De frutos, armonía de espera
con su dialecto
Como los ademanes de peras,
con sus gestos
De amor.
Se impuso tu presencia como
farol de la noche
Y en mi lecho brillabas como
una flama eterna,
Como una luciérnaga que sigue
la luz al pie
De la letra.
Bajo el verdor de la hierba,
en una gota
De lluvia emerjo desnuda, te
beso en la frente,
La tierra se anuda y reclamo
el destello
Que dejan tus huellas.
A pedir de boca, Poseidón me
regala su cuerpo
Amatista, su espalda que abre
las puertas del
Olimpo, su masculinidad que me
hizo mujer y
No suele dejarme.
Ivette Mendoza