Viaje taciturno, en el borde
del papel,
Vacilante y dogmático se
aferra como humo
En el acero de cuerpos
galácticos donde
Figura figurado en el
pretérito reencarnado.
Mi espacio entre líneas
editadas
Observan la mano crispada,
Que es una mano que transforma
en añil
La diametral medida del
renglón.
Circundo en la fresa
policromada
Casi fresa, mitad durazno,
mitad ilusión.
El diente de marfil rasca preciso
con una
Coma en función dentro del
navío
Jadeante.
Sabor pueril, sabor de una
batallante belleza,
De una batallante gentileza,
en su
Árbol de octaedros fluoritas
Adornan los néctares
excitantes de
Los sexos.
Hay titubeos que parten mi
alma
Cuando descubren cien labios
Cuando descubren cien bocas
Que no caen benditas dentro
del papel.
Ivette Mendoza