Célebre y tétrico y absurdo y
bendito.
La cuerda de tu miedo se desnuca
en el témpano
De mi curvatura, triste forma
de luchar.
Premonición es materia prima,
la consumo como
Luz proyectada.
La cortina de la niebla
demanda su sal de conciencia.
En su doblez se retuerce la cólica
lluvia, me espantan
Sus gases.
Esta, esta es la más extraña coincidencia,
petrificar
Mis flores con el salitre del mar
y el cocodrilo que las ataca.
Misa de cien años enrollada en
vino senil con sotana
Y sin fortuna, nunca pagué un céntimo.
Dijo que no la mano peluda de
la parca, pero se lo llevó
Y cuando dijo que si, lo dejó.
Tu alma embrujada es la rebeldía
de mis alas de ave.
Soy huésped del vértigo dentro
de su escama mercantil.
Mi blusa de chaquiras aloja un
insecto simulado de verdades.
Humillada en el infinitesimal suspiro
de tu piel.
Me dejó anonadada Poseidón en
pelotas, se rompió la
Espalda al acostarse en mi
cama, era tan macho, macho
Que le corté el penacho, se
tornó hocicón.
Ivette Mendoza