Lleva acero el esternón de mi
alma
Aunque es de barro y aliento,
En el bosque de hadas una
fuerza
Hidráulica me impulsa hasta
las yemas
De mis dedos plumas que humecta
Vibrando la resequedad de sus grietas.
Simiente engarzada en el agua
cerca del
Itrio peñasco, devuelve la
potestad
De mi voz. Acoge el cántaro el
Sueño sagrado, recoge sus
frutos
Añiles que pasan por el puente
Inalámbrico.
Bajo la lluvia, lluvia. Sobre
la bruma,
El jardín de mi cuerpo desnudo
donde
Pulso el botón del portal de
Nirvana.
Todo queda archivado en el
pergamino
Rutilante del matriarcado
divino.
Mujer, mujer soy hecha de las
plegarias
A Dios, mientras amamante una
luna
Con dos bocas, mi barro y mi
aliento
Brota mujer.
Ivette Mendoza