Un jilguero que siente la
mente
Del lípido cielo que este a su
vez
Engorda el follaje del
universo,
Canta engordante en el recoveco de
Mi dermis.
Nadie disuelve la risa de la
luna
Silvestre, porque todos
duermen
En su trono de cuarzo sonrisa.
Voluntad que me apura a seguir
Andando y ando con fiel
locura.
Padre obsesionado, un sol
Que se empecina vivir en una
Novela erótica de largo
metraje y
Luego expela al mundo sus
rayos
Lascivos.
Hay que poner un poco más
De atención a la mágica brújula
Que anda errante en el centro
Del universo, quizás nos lleve
A encontrar el camino de uno
Mismo.
Los mares escupen las noches y
Luego se rascan la frente para
Descargar peces sabedores.
Es el relámpago el sueño
Clarividente del canto del
ruiseñor,
Es el canto en el árbol lleno
de dichas.
Un polinomio de voces es tu
rubia
Cabellera que lo dice todo, tú
te vas
Y ellas se quedan conmigo.
Con tu boca carnívora devoras
La carnosidad de mi corazón y
yo
Desde mi reino forestal solo
percibo
El aroma de flores que expela
Tu piel
Ivette Mendoza