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miércoles, 24 de abril de 2024

Ah, amor, que coronas el amor

 

¡Ah, amor, que coronas el amor,
expatriado de las lianas dichosas,
desenredando las manecillas del temperamento
que siempre apuntan, con fidelidad, al sur gentil!
Buscas mi alma desde el retorcido norte,
ignorando el complejo hilo de Pascal,
y te aventuras en buscar tu delicado orgullo.
 
Dalí, en su danza sobre lunas y vacíos,
navega entre picos de acero
y cielos pálidos, enfermizos. ¡Ay!
Eres la estela que ilumina el valle sombrío,
con tus zapatos de truenos sonoros,
el que rechaza sin motivo
devorar los mundos deshelados
de sarcasmo, que agonizan fríamente entre mis dedos.
 
Si la aurora fuese una traición en tu omóplato,
recogería alfabetos suaves y estantes punzantes
como el sol dibuja sombras en el crepúsculo,
impidiendo que me alcance la luz esquiva de la reserva.
 
Ah, love, that crowns love
 
Ah, love, that crowns love,
expatriate from blissful lianas,
unraveling the hands of temperament
that always point, faithfully, to the gentle south!
You seek my soul from the twisted north,
overlooking Pascal's complex thread,
and venture to seek your delicate pride.
 
Dalí, in his dance over moons and voids,
sails among steel peaks
and sickly, pallid skies. Ah!
You are the trail that lights up the shadowy valley,
with your shoes of resonant thunders,
the one who refuses without reason
to devour the unfrozen worlds
of sarcasm, that coldly agonize between my fingers.
 
If dawn were a betrayal on your shoulder blade,
I would gather soft alphabets and sharp shelves
as the sun sketches shadows at twilight,
preventing the elusive light of reserve from reaching me.
Ivette Mendoza Fajardo