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domingo, 21 de abril de 2024

Los aplausos de hollín eran belicosos

 

Los aplausos de hollín eran belicosos y 
cuando cantaban, ¿No resucitaban acaso los ayescatrines? 
El ayer era un perímetro de azúcar 
lleno de energizaluz metida y sobresaltada 
de la reliquia arrugada en boca de papel. 
El ayer, como una pirámide arada cavilosamente 
de la historia, brincaba la demacrada luz. 
El chocante favor que se agranda generosamente 
en la humildad de la razón, por siglos y siglos, 
dejando en su senda ceniceros amonestados 
y efigies extorsionadas. 
Sube y baja el pescar resfriados que otra vez irá flotando 
en el torso cretino de la añoranza. 
¡Ah! La muerte, cual Hades en su carroza,
ya me había dado una pirueta 
roja de su inexperta y rapidísima intrepidez, 
ella venía como en nichos bailarines en primaveral 
hazaña que donde rotaba quedaba en el canal 
norte de su emoción. 
Se merecía una reprimenda una y otra vez, 
no la que el honoró el baile imprevisto de la escoba, 
no la que le dio el calambre al volar. 
Disque polvorín de sus frutos cuervos no debió ir tras 
las cuerdas locas de su mal vivir, 
convino quedarse a reír malnutridamente, 
en su viaje astral monásticoguía 
desviado de su receptor imprevisto, 
tu marcha acaudalada debió siempre llevar otra vestimenta 
en el sigilo instrumental de las caricias de piedra que sólo 
repiten sus límites en la epidermis ancestral.
 
The sooty applause was belligerent
 
The sooty applause was belligerent and
when they sang, did they not resurrect the ayescatrines?
Yesterday was a perimeter of sugar
filled with jolted and embedded energy
from the wrinkled relic in a paper's mouth.
Yesterday, like a painstakingly plowed pyramid
of history, leaped the haggard light.
The startling favor that generously enlarges
in the humility of reason, for centuries and centuries,
leaving in its path admonished ashtrays
and extorted effigies.
Up and down the catching colds that will float again
in the cretinous torso of nostalgia.
Ah! Death, like Hades in his chariot,
had already given me a pirouette
red from its inexperienced and rapid intrepidity,
she came as in dancing niches in springtime
feat that where it rotated remained in the
north channel of its emotion.
It deserved a reprimand time and again,
not the one that honored the unexpected dance of the broom,
not the one that gave the cramp when flying.
Supposed gunpowder from its raven fruits should not have gone after
the mad strings of its ill living,
it behooved to stay laughing malnourished,
on its astral journey monastic guide
diverted from its unexpected receptor,
your affluent march should always have worn another attire
in the instrumental stealth of stone caresses that only
repeat their limits in the ancestral epidermis.
Ivette Mendoza Fajardo