Los aplausos de hollín eran belicosos
Los aplausos de hollín eran belicosos
y
cuando cantaban, ¿No resucitaban acaso los
ayescatrines?
El ayer era un perímetro de azúcar
lleno de energizaluz metida y
sobresaltada
de la reliquia arrugada en boca de
papel.
El ayer, como una pirámide arada
cavilosamente
de la historia, brincaba la demacrada
luz.
El chocante favor que se agranda
generosamente
en la humildad de la razón, por siglos y
siglos,
dejando en su senda ceniceros
amonestados
y efigies extorsionadas.
Sube y baja el pescar resfriados que otra
vez irá flotando
en el torso cretino de la añoranza.
¡Ah! La muerte, cual Hades en su carroza,
ya me había dado una pirueta
roja de su inexperta y rapidísima
intrepidez,
ella venía como en nichos bailarines en
primaveral
hazaña que donde rotaba quedaba en el
canal
norte de su emoción.
Se merecía una reprimenda una y otra
vez,
no la que el honoró el baile imprevisto de
la escoba,
no la que le dio el calambre al volar.
Disque polvorín de sus frutos cuervos no
debió ir tras
las cuerdas locas de su mal vivir,
convino quedarse a reír
malnutridamente,
en su viaje astral monásticoguía
desviado de su receptor imprevisto,
tu marcha acaudalada debió siempre llevar
otra vestimenta
en el sigilo instrumental de las caricias
de piedra que sólo
repiten sus límites en la epidermis
ancestral.
The sooty applause was belligerent
The sooty applause was
belligerent and
when they sang, did
they not resurrect the ayescatrines?
Yesterday was a
perimeter of sugar
filled with jolted and
embedded energy
from the wrinkled
relic in a paper's mouth.
Yesterday, like a
painstakingly plowed pyramid
of history, leaped the
haggard light.
The startling favor
that generously enlarges
in the humility of
reason, for centuries and centuries,
leaving in its path
admonished ashtrays
and extorted effigies.
Up and down the
catching colds that will float again
in the cretinous torso
of nostalgia.
Ah! Death, like Hades
in his chariot,
had already given me a
pirouette
red from its
inexperienced and rapid intrepidity,
she came as in dancing
niches in springtime
feat that where it
rotated remained in the
north channel of its
emotion.
It deserved a
reprimand time and again,
not the one that
honored the unexpected dance of the broom,
not the one that gave
the cramp when flying.
Supposed gunpowder
from its raven fruits should not have gone after
the mad strings of its
ill living,
it behooved to stay
laughing malnourished,
on its astral journey
monastic guide
diverted from its
unexpected receptor,
your affluent march
should always have worn another attire
in the instrumental
stealth of stone caresses that only
repeat their limits in
the ancestral epidermis.
Ivette Mendoza Fajardo