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lunes, 3 de septiembre de 2018

Puntos de aguas imprudentes


Puntos de aguas imprudentes,
aguas sin dudas elocuentes,
en aguas de la luz: la lluvia nace
y de hierbas y hierbas crece.

Dan las aguas almas temerarias,
el milagro del alba transparente,
lados del ensueño congruente,
base de la idea sin duda estrafalaria.

Agua y más agua de la lluvia,
agita espectro de la memoria
henchida de miríficas victorias.

Sobre esas aguas la mirada lucha
y su piedad cobija y es mucha
que renace el agua en su gloria.
Ivette Mendoza


miércoles, 29 de agosto de 2018

Del valle, a la montaña,

Del valle, a la montaña,
por el ansia viva,
en la tierra,
de un labio junto a otro labio,
de orbita a orbita,
orbitando,
entre estrellas a soles estelares
indiferente,
reclamando,
si he perdido la dicha,
si se recobra con un beso,
si se recobra con la nada,
si es la lágrima terminada.
Ivette Mendoza

lunes, 27 de agosto de 2018

Rosa de rosa doncella

Rosa de rosa doncella
y mustia rosa vida,
donde del rosado helado
brotaba la rosa bella
de rosa amanecida,
mientras la rosa quebranto
rozaba sus mejillas
de rosa presencia alegría,
al abrir rosado y blancura
de intacto clavel melancolía
y rosada hermosura.
Ivette Mendoza
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lunes, 20 de agosto de 2018

Vírgenes de papel

Vírgenes de papel,
alucinando sobre la misericordia,
de monjes descorazonados.
Sin cuerpos, cuerpos llorosos
atados a las llamas de las lenguas.
Aquí ya no se puede soñar.
Ensueños de una realidad virtual.
Ensueños de dioses gastados.
De mares sin agua.
De mi cuerpo sin nombre.
Ivette Mendoza

viernes, 17 de agosto de 2018

Está el alma cargada de música

Está el alma cargada de música
en su hora noble translúcida
cuando la mañana inquieta
es el umbral azul de la arboleda.
Está el alma cargada de música,
una sinfonía tocaba desde lejos
al son de melancólicas arpas
mientras la tarde corría, sumisa.
Está el alma cargada de música
desde valles a las altas cúspides,
tronaban fulgores de voluble nácar
entre el oculto susurro de las aves.
Y ante un talentoso crepúsculo
está el alma cargada de música.
Ivette Mendoza

miércoles, 15 de agosto de 2018

El astro rosado

El astro rosado

El astro rosado mudaba en sueños en
El cielo despierto de un tiempo de seda y
Cabalgaba por la dulce cordillera:
De vidas sorpresas
De purezas floridas
De tierras a colores
De ríos de frutas
De líquida luz
De la sustancia insostenible
De hechos helechos
De insectos arcoíris
De caracoles luminarios,
Se abría de día y de noche
A perseguir las almas
En penas y las transformaba
En perlas criaturas.

A Rubén Darío

Dio su gloria y alma en letras.
Su pluma delineó sus sueños
En poesías, pintándolas de
Fluidas rimas asonantes y
Consonantes con matices multicolores.
¡Se oyen, se escuchan
Sus claros clarines de
Simétricas melodías!
¡Oh!,
Príncipe de las letras castellanas
Alumbras los castillos estelares
Y desde arriba con tu frente
Y puño en alto sostienes
La mullida luz de la victoria.
La historia recita tu lírico triunfo
Saludando la bandera azul y
Blanco.
Y ahora tu memoria
Arde y abre paso
Entre lagos y volcanes hacia la
Literaria inmortalidad.

Mi enigma

Habré de saber a qué he venido
A la vida,
Me pregunto reflejada a mis imágenes
A las que no puedo reconstruir.
Todo empezó cuando el barranco
De mi memoria hacía preguntas.
Esa sombra me perseguirá hasta en
El interrogante ocaso aun cuando
Se oculten los sonidos de mi carne.
He esperado tanto la antigua historia
Del espinoso camino y no fluye nada
En su reflejo.
Quizás fui sazonada de antemano.
Quizás yo no era nadie.
Quizás sea un enigma.

China Sea
Después de haber visto vasta inmensidad,
No solo mis ojos quedaron extasiados
Sino llenos de aprensión.
Batallones de aguas que de lejos
Miran con locura.
Inocente y perversa arcana que en
Su garganta se traga la vida humana.
Ilusorio azul, tersa bruma que venciste
La espada mandarín, algo que sucedió
Ayer y sucede ahora.
Contaba mis hora volando sobre tus
Tenebrosas aguas y valoraba mi preciosa vida.
Pero un monje me confesó que no
Era ni tan amorosa ni tan vengativa,
El conocía todas sus pericias.
Algo, algo me movía a seguirla
Contemplando, como qué con
Mis ojos al hundir en ella
Querían descifrar su húmedo universo.
Luego elegí darme por vencida
No podía guerrear con ella ante
Sus desmedidos secretos y misterios,
Yo era no más una aguja en un pajar.

Inmigrante Nica

Inmigrante sin terruño
Inerme sobre el nuevo suelo,
Detrás quedó la vieja puerta
Empapada en llanto y sudor,
Se apagó el aroma
De sacuanjoches silvestres
En el silencio azur de lagos y
Volcanes.
Inmigrante sin terruño
Inerme sobre el nuevo suelo,
De añoranzas extraviadas
Cargadas van las maletas
Que esperan promesas
O tristes fríos vacíos.

Recurre

En el hueco de mi mano posa
Un recuerdo adormecido
Sin alas ni suspiro que no vuela,
Ni deja de inquietar.
Jamás podrá ser borrón y
Cuenta nueva  porque aunque
Dormido, en mi alma quema
De encantos y de penas.
Fue un tiempo que alumbraba
La pasión abriéndose a la vida
Y las palabras llegaban al beso
Y  al asombro donde acarreaban
Fortaleza en nuestro amor.
En el hueco de mi mano posa,
La soledad de esta memoria que
Recurre como un fantasma
Buscando su  crepúsculo
Que no pudo en este
Mundo avanzar.

Como Mariposa

El hombre busca
La libertad del alma
Como vuelo de mariposa
En el viento cadencioso
Que esculpe el transcurso
De la vida.
Alma con alas de mariposa
Que de prisa se ilumina
Contemplando su belleza
Reflejada en la pausa de su prisión.
Liberación de fuego liberado
Buscando paz, buscando gozo iluminado,
Diáfana de ausencia estacionaria
Hacia la luz, hacia la calma
Con sus alas extendidas.
Alma mariposa afanosa espera
Salir o entrar al bosque existencial.

Alma, vida y corazón

Érase una vez el alma
Que prendía de fuego
Hasta quemar el corazón frío
Y rompía el lazo de su sombra
Y le daba cada día más brillo.
Y voló el corazón al viento,
Voló y voló estremecido
Y se convirtió alma en sentimiento,
Voló el corazón enaltecido.
Ahora los dos se anuncian a
La aurora, en un momento
Misterioso de terráquea ilusión,
Alma, vida y corazón.

Corazón Estripitoso

Tu corazón estrepitoso
Calma mis dudas,
Que selvático en mi cuerpo
Lo estremece y lo desnuda.
Juegas al amor salvaje,
Juegas al amor profundo
Y en el indomable tiempo
Has tocado mi amargo mundo.
Tocará su primera vuelta
Tocará muchas más
Porque al rebrote de su luz
No apagará jamás.
Tu corazón estrepitoso
Calma mis dudas,
Amor y amor, oleaje de una
Noche que canta y suda.

La Soledad del Neutrón

Hay tanta soledad en un neutrón
Que en su bamboleo queda
Descargado al aullido de la noche.
Hay tanta soledad en un neutrón
Que al buscar su libertad se sonroja
Ante su vaporosa congoja.
Neutro explotador leal a las tristezas
Dentro de su ilustre señorío,
Soledad que agita a la humanidad,
Sin piedad.
Ardiente naciente nacido elocuente
Soles que fusionan encadenadamente,
Soledad que deslumbra el presente,
Y se arroja.

Fusionados

Entre el lejano pasado y el futuro
El puente itinerario de mi vida,
La viscosa memoria de mi historia
El silencio de la nada en su gloria.
El pasado lloraba impaciente
Pensando a donde él iría y un
Miedo lo embargaba en su mente,
En su rutinario andar día a día.
El futuro fusionado en esperanza
Lo consolaba tiernamente
Atravesando ese sombreado puente
Que lo hizo madurar en el presente.
Y el ahora es un adiós y una ardiente
Bienvenida, el rayo que ilumina
El cielo y la tierra de esta aventura
Hermosa trabajosa y algo dura.

Desdobladamente

El pasado moribundo e inservible
Como mugriento y sarroso eco
Disfuncional quedaba
Al mar abierto
Estrechando su locura.
Envejeció dentro de un velero
De avarientas y febriles criaturas
Que negaban su pretérito
Al terminar su travesía.
Y arrojado al sepulcral oceánico el
Pasado inútil se hundía sin ninguna vela
En las tormentosas aguas
Y sin ancla.
Luego todo se ajustaba al momento
Hasta el hundimiento permanente
Y las marinas espumas
Alejaron la maleza  y reverenciaron
Al presente que desde lejos lo vieron
Venir desdobladamente.

Florecilla de Jazmín

Eclipsante florecilla de jazmín
Brota su aroma encendida
Mientras los soplos del alba
Esparcen su canto blanco.
Terso sueño inconfundible
Que plantó Dios en el jardín
Adorna dulcemente enamorada
Hasta pulir amor y gratitud.
Atractiva espontaneidad del sol
Que a su cuerpo hace renacer
Con hermosura y sin presunción
Donde hoy es flor, mañana luz.
Ama al aire, ama al amanecer
Y a la tierra que la ve nacer,
Ojos de nácar blanquecinos
Sembrados en pureza derretida.

La voz del grito

Sobre el enorme sigilo de la
Inverosímil noche estrellada
Un grito profundo desde mis entrañas
Pide sin penas ni reproches:
De la palabra el libre pensar
De la vida la felicidad
Del corazón el amor sincero
Del pensamiento su sabiduría
De cada verso su rima existencial
De la historia una leyenda mitológica
De la conciencia la libertad
Del lastimoso viento el olvido
Del verde follaje la esperanza
Del poder su humildad
De la oscuridad la luz
Del mar su quietud
De la agonía la dicha
Un grito que de gozo llora,
Y su voz presente está.
Ivette Mendoza

martes, 14 de agosto de 2018

Allí, que bien amor deleitado

Allí, que bien amor deleitado
en las duras y maduras
sol de las verdades y dorado
sol del privilegio y hermosura,
dulce sazón, febril sueño
sol delirante y risueño
emoción perdida de la muerte
catando y palpando suerte
obtusa, filosófica de lo indistinto
con la llama del alma en el laberinto
.
Ivette Mendoza

Luna dorada, tierra bronceada

Luna dorada, tierra bronceada
Mañana pura, piel frescura.
Beldad cierta, vida despierta
Fragor,  sabor, dolor y amor.
Tierra de alma abierta
Canta de una forma secreta
Al aire que respira y admira
Y vive y sobrevive viviendo
Y canta y sigue cantando.
Ivette Mendoza

martes, 7 de agosto de 2018

De lo bordado a la silueta sale la sombra


De lo bordado a la silueta sale la sombra
de la gran meseta a la imaginación incomprendida.
Y lo cierto es que es una luz espontánea
con lo digno e indigno es su espectro feroz
y es como si su cuerpo hoy naciera
aún dentro de tanta música y serenidad
que escribe la página del ocaso en el raso
que de manifiesto empuña su aldabón y es verdad
que es el nacimiento de las cosas y no es materia.
Ivette Mendoza

lunes, 6 de agosto de 2018

Poema feroz de lo infinito

Poema feroz de lo infinito
y ruiseñor del átomo
Árbol feroz donde engendra el tiempo
Litoral abandonado de la tristeza
Logotipo de la melancolía
y litósfera de lo generoso
sobre lo que derrama las ideas
y se las lleva el viento
salvo el pensamiento.
Ivette Mendoza

lunes, 16 de julio de 2018

Un sol derretido, compra un vestido

Un sol derretido, compra un vestido
para lucirlo de gala. Los pájaros
anuncian en los centros de compras
su melodiosa mercancía de tala.
El invierno ya ha vendido
todos sus ajuares blancos, sus aretes de diciembre,
y se preocupa venderlos de día.
Vientos propagandísticos del piso primero su
renovación de enero.                
Escaparates de zafiros azules
como ramas floridas y coloridas.
Frascos de estrellas apagadas.
Alfombras persas para volar en los pasillos
amarillos.
Canasta de cineastas y bombones
en el dulce cristal de cerezos.
Zapatones muy holgados, calzones
de la garza de la fuente triste.
Ordenador del rocío en las rosas,
balsámico catálogo y lluvia del tiste.
Ayudar al sushi de la tarde: brisa Gucci,
palillos de oro, dinamita volcánica y de peluche,
cruz mesiánica del rosario, gafas oscuras.
Febrero ha instalado luces en la foresta
y el pino inservible se pone sus anteojos verdes,
las gafas maduras.
Descuentos y deudas, deudores,
compra y venta de mi melancolía
envasada en el alma como frutas conservadas.
Ivette Mendoza
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viernes, 13 de julio de 2018

jueves, 12 de julio de 2018

Viva Nicaragua

De Cristo Jesús es su victoria.
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Penumbras esféricas

Penumbras esféricas,  penumbras
fuertes imprecisas crepúsculos puros 
cincho, rienda y acicates oscuros
aventuras bandera del amor
del anhelo,  la lluvia de los manes
con la alegre pasividad procura 
hermosura, veneno su empeño
y el aroma fatal de la lectura. 
Sabrás terciopelo, instante pequeño,  
el rocío en su torso endiosado vacío
noches salvajes de tenue apertura.
Noble ocaso, negrura contable,
lianas caídas en atolladero del sable 
y al final, mía mi rosa, mujer vegetal.
Ivette Mendoza

sábado, 7 de julio de 2018

Cerezos azules, cerezos del beso

Cerezos azules, cerezos del beso
reflejo de espejo se evaporiza
por el horizonte de arcilla, con
un anhelo a su orilla.
Me dio plata con un amuleto
de lata, y era la pata de una rata.
A tu diestra generosa crece una
rosa preciosa en su hora melodiosa.
Hay idolatría divina en un alma asesina.
Un jolgorio jocoso en un sueño
perezoso de un sol hermoso.
La roja armadura del ojo se
quiebra y tristísima se rinde
a su despojo. Allá lejos hay
un mundo olvidado, es un
mundo gastado que dejó un
amor destrozado.
Estalla la batalla en su agonía
de llanto, en el infierno de Dante
y su corazón gemía, solo la
tiranía lo perseguía.
Nace con furia un átomo
se hace lujuria, nace violento,
se calma y se hace contento,
nace con luz y enciende el amor.
Ivette Mendoza

lunes, 2 de julio de 2018

Mi silencio ruge que ruge

Mi silencio ruge que ruge
relámpagos y relámpagos
manantial de aroma inocente
estancia hacia lo desconocido
la lluvia recibe un beso de luna
madreselva de las pupilas verdes
en mi cuerpo de sonrisas tristes
y corazones despiertos al ocaso
amar en un día soleado y tropical
de una blanca aurora de seda.
Ivette Mendoza
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