Amarga insistencia del sufrir
Eterna niebla del dolor
Salto de la conciencia abrupta
Mustia y rencorosa flor
Corazón sufriente en soledad
Con su zumo contagio al beso, olor
No siente la suave brisa de la
tranquilidad
Nadie lo mira nadie lo conoce nadie
lo saluda
En un golpe de inmisericordia pierde
lealtad
Siente frio mucho frio, alma desnuda,
Las flores eran dunas, la luna de
yeso
Espíritu boicoteado de libertad
Se corrompió atreves de la edad
Llevó el desencanto y el desamor
Llevó la voz que nunca fortaleció
Ivette Mendoza