Un céfiro perdido entrelineas cree
enloquecer rabia
contra niebla, enojo contraluz
la flauta de la penumbra
transparente sobre
pozos de escamas de pescados en el
perfil de ver
atentamente y
comprender su onceavo mes;
entre listones blancos, música y disparos,
el último
suspiro de los muertos.
Y sin embargo en dónde la gloria del
poniente,
es el anhelo ciego, entonces esquiva cielos
con espinas;
cuando topa contra las piedras la verdad,
el hierro amargo
da paso a la embriaguez de pechos deshilachados
Ante todo litoral que se torna elegía,
niega la oscuridad en un chubasco de
pensamientos.
Ivette Mendoza