Poemas Abstractos, Poesías, Poeta Nicaraguense Ivette Mendoza Fajardo (Ivette Urroz), Nicaragua, Managua América Central, sacuanjoche, Poemas Contemporaneos, Poemas
miércoles, 29 de junio de 2022
Rompiendo desilusiones en fugas de átomos triunfantes
Rompiendo desilusiones en fugas de átomos triunfantes.
domingo, 26 de junio de 2022
A media noche en el arrumaco del alba
A media noche en el arrumaco
del alba
donde el árbol luminoso
muestra su fragilidad
y el golpe bifurca su estertor gateando,
recuerdo el beso desconsolado
desde tu alma
y el desamparo de su sombra
oxidada
el sabor de las resecas
esperanzas
masculladas con el entrecejo
de proposiciones
en esas noches de cobalto que
te busca en silencio
con la pulcritud quemada de
un sepulcro trashumante
y la cortesía anémica de los
muertos psicodélicos.
Ivette Mendoza Fajardo
miércoles, 22 de junio de 2022
Los apuñados de alma
Los apuñados de alma, en
leucocitos de
mutuos acuerdos donde yacen
las interrogaciones,
el preámbulo de su placer es
un camello desmotivado de lunas.
Hay congoja en el feudo de
tus manos de retorcida inteligencia.
El pastorcillo universal de
la anemia demanda
un adagio de molestias, pero
ni las pompas de jabón,
ni la xenofobia del sexo a
mitad de su sombra,
contemplan más que esa
réplica de temores legítimos,
los espabila, los espabila,
los espabila.
Él sabe qué el silencio
invernal es una nube donde
nace la tristeza en festones
de ilusión.
Proponen pan y sal de
envejecido suelo en asustado
paraíso y ante los ojos del
bisonte,
su mirada profunda no es un
túnel vacío
de ese ocaso valeroso que lo
censura.
Es la pendiente temerosa de
sus orejas de cautelas.
Fue también por allí que
cabalgó demasiado temprano
para que su deshilachar simbiótico
mediara ruborizadas penas.
Contemplaciones del embrujo
infecundo de esa lentitud,
fanáticos en unión de
alfileres con cinturas hacia el exilio
que, sellan sus hombros a
este bulto de caricias filántropas,
para luego retornar en
castidades poderosas.
Ivette Mendoza Fajardo
viernes, 17 de junio de 2022
La abstracta forma irrumpe
La abstracta forma irrumpe,
muge el viento a contraluz,
y en la mirada por un instante reaparece
aquel beso sumiso de algas y espumas, aquella
orilla de la duda…
Los árboles obstinados bajo
la llorada escarcha se dispersan
en formas virginales y mis liberadas emociones
gimen como la espiga seca…
Es de noche y a la hora de
cavilaciones,
por un sendero de magia rauda
voy hacia las inquietudes de
la utopía milenaria
persiguiendo tu susurro coronado de
nieve magra…
La luna, el mar y la tierra captan tus
reflejos llenos de melancolía
y yo cargo
el milagro extasiado de las
remembranzas…
De pronto, allá, se divisa el
escarabajo
batallante de la noche en un
claro despertar
nos ofrece un osado sueño, coloreado de luna plácida.
Ivette Mendoza Fajardo
lunes, 13 de junio de 2022
Roja la ronca memoria que mi cuerpo absorbe
Roja la ronca memoria que mi
cuerpo absorbe
en este brutal comienzo, definido
con tenacidad
contenida de rabia, o peor
aún perpleja
para siempre, me abarca el
duro signo de la
soledad sobre el laberinto de
mi propio universo y
el ligero tránsito de
bendiciones desde cenizas estallantes
y desdichadas, más el calor amodorrado en los ojos
es su enferma risotada con
sus invictos zumos secretos,
¡En el dolor veteado del mundo!
Todo se amontona en la nuca ofuscada del amor para evocar
su linaje, ella sintió
extenderse y se abre al desamparo
con esa fisonomía cóncava del
miedo donde
se quiebra el tiempo cauteloso en su
fuego sosegado.
¡Hay una cumbre de llanto!
Y la agraviada gula se
despierta asistida de furias,
centímetro a centímetro entre angustiadas promesas volátiles.
El juego de las tinieblas es
un signo funeral que vuelve
a estornudar una y otra vez
para tener suficiente
valor entre las manos.
¿Qué testamento inaugura la
semejanza de un
conjuro redimido de muerte rutinaria?
La voz de la historia de
neutra redondez lunática
con calmada singladura se
escapó por las arterias
fibrosas del silencio.
Ivette Mendoza Fajardo
domingo, 12 de junio de 2022
Sobre amaneceres sin escamas
Sobre amaneceres sin escamas
sobre articular umbrales
niños
solo quedó un diente en el
perchero
grillo voraz sobre la
blasfemia de cristal
pisando ortografía hecha
substancia
ulterior semilla invita café
trigo inexorable en paladar
de tortura
racimos de manos seguras
ni flacas ni perezosas
petrifican fronteras de la memoria en blanco
sangrantes discurren
distancias
retratan sillones pezones
amargo lustroso micrófono en
duelo
pero con ojos de agujas que
casi nadie ve
temblor ponzoñoso de pretéritos
alambrados
nadie rasca la espalda del
cielo irredento
camina la muerte en la luna
como una astronauta
negaciones de aviones
doncellas
manchas del consuelo
indigesto
tardes de lluvias para
deglutir tristezas
bosque óptico auricular de
indócil olvido
celajes tapires distribuyen
panfletos
sonidos heridos luchan en la
tumba hermana
odio injusto dentro de una
taza de té
Ivette Mendoza Fajardo
sábado, 11 de junio de 2022
Horarios abigarrados al sarcófago de las lenguas
Horarios abigarrados al
sarcófago de las lenguas,
a la cereza ninfomaníaca del
olvido. Discurre la tristeza
buitre sin obsesión ni
posterior fraternidad.
La nobleza es un adobo de
versos que Babieca desgarra.
Aquí derrama El Cid el miedo insolente,
el estúpido corcel;
arrima, sin pavura besa el
suelo de tus peticiones.
Rocinante acoge rocín dentro
de su conciencia amenazante.
Un retozo de guerra es la
vasija del valor en la mitad del bramido.
Diluye el viento este minuto:
una armadura juega en su entorno.
Exorciza lejos; tu espada
está endiablada y es casi pendenciero
el metal injusto que te
consume la emoción sin rienda.
Escarnecen impetuosas
voces alfareras mientras reposas,
enlutado de pesadillas.
Delira una afirmación categórica.
Ivette Mendoza Fajardo
jueves, 9 de junio de 2022
Despinta confines el efluvio del espejo
Despinta confines el efluvio
del espejo,
persignándose en las
bastillas de los átomos
en una interlocución de
estratósfera.....Y zigzaguea
el polietileno del pronóstico
amotinado,
la columna de la rectangular
morfología
aflorando con lascivia su
razón transitoria,
la esfinge calculada en la
parcela de los ojos
como para adaptarse
en la callosa matemática de
un rayo beta....
Turbinas de dolor fornican,
ultravioleta ondulación
boreal desde la molécula
punitiva, su difundir
toma a la ligera lo
inapropiado de los labios.
Traqueteo encasillado
tecnocrático soborna,
el monólogo transversal en la
opacidad,
cautiva ahora el aparejo de
orillas sextantes,
presas en el caos del
cuadrante
de inentendibles pernos
endiablados,
desparramadas de antemano en
los tobillos,
y fue el gesto de la luna
preguntando sedentaria
y fue el itinerario
idiomático del sudor
y fue el que persiguió aquel
almanaque, justo
en el punto de su escape anaeróbico…
Ivette Mendoza Fajardo
miércoles, 8 de junio de 2022
Amparada hoy y siempre
Amparada hoy y siempre:
De la voraz miseria que atiza
el sol la vergüenza de Atila
Del fatídico aire viciado que
en retroceso besa la noche agotadora
Del antojo pecaminoso que
hace saltar al capullo de su abrazo eterno
De la serenidad calificativa
que restriega la poesía blanca en tus ojos
De la señal que da el
fruncido entrecejo a la enguantada mueca
Del rapto sabueso reprochando
la velocidad lunar del fantasmeado yugo
Del crecimiento de los
sentidos enjuiciando la desgracia del viento feliz
Del humo del parto infernal
que duerma la siesta de la desolación inexorable
De la calma pulcra que adorna
el frescor de una mariposa despiadada
De la verdad que con
frecuencia nos sonríe desde su corazón negro
De la lágrima que me consume
hasta saberte presencia de una luz olvidada
De la rebelión de meteoros
joviales lustrando las alas de una pistola
Del acuerdo aprisionado en
sinécdoque de coloridas y lívidas mañanas
Del hierro maloliente dentro
de la estocada de los precipicios meticulosos
De la dentadura de las hojas
de aquel bastón en su leyenda femenina
De la promiscuidad ahogada en
la mitomanía de los grillos asesinos
Del perdón de la supernova
frente al olfato de los cuernos del sufrimiento
Del porcentaje de alabanzas
impregnadas de barandas célebres en luna llena
Del hilo afanoso que hace
estremecer la tarde inculta de momento virginal
Ivette Mendoza Fajardo
lunes, 6 de junio de 2022
Cuando la zozobra es
Ciertamente
—cuando la zozobra
es el cierzo de la tarde sonámbula
que ayuda con asolar
el insomnio de la lealtad
enternecida,
cuando sólo queda la
humillación
de los espectros
que fulmina el vacío de la
caricia
perfumada
de un universo yermo
donde el cortejo arábico de
las aguas
es un funeral de bocas
desnudas
de lo efímero del instante,
único como el estado amargo
del olvido azul—
estará circunvalando en el
columpio de horas pecadoras
de una noche
en que parecen llover
santidades enloquecidas
en la otra faz de un mundo
que en dosis de melancolía
nunca lograron imaginar…
Ivette Mendoza Fajardo
domingo, 5 de junio de 2022
Donde los espejos se encuentran
Donde los espejos se
encuentran
amándose en la tiniebla
relativa. Donde
fragmentan la ebriedad de la
soledad y ejecutan la alianza enjuta,
donde se justifican y se
sacian y se unen como la vida misma,
como el retener y darse
cuenta con la lengua y vincular
el trayecto, como ...
Tentando la verdad cálida y
húmeda
en la perfecta partitura, el
paladar del abismo lobulado
amalgama la ficción litigando inmóvil, donde
la sombra refulgente del
encuentro impone
su conexión sagrada,
como cabriolándose con su
espíritu sincopado
cuando vendió en paladas el
aliento de los muertos o apretar
las claves del sol en anillos
como virtud sincronizada
de hojas muertas de amargura
en el calor pretérito del átomo.
Donde la materia henchida
muestra su pierna hermética
como arcoíris o secreto, o
labios ocultos
y la esencia derramaba su
locura fundiendo entre los guijarros
su castigo de hollín
vaporizado, entre pechos
y cejas móviles pernoctándose
en los rincones
de lágrimas desnutridas,
ellas bordeando
la tierra sin el dolor del alumbramiento agnóstico.
Ivette Mendoza Fajardo
jueves, 2 de junio de 2022
Esta es la rosa del soflamado silencio
Esta es la rosa del soflamado
silencio:
Observar
cómo garabatea el tálamo diásporo imperial
en una masa flotante de
recuerdos.
Observar
bajo el pistilo de libélula saturnina,
cual cariñoso y mudo
idioma del destino
que corona mí cerebro con laureles.
Aspiro el caloroso aliento del plenilunio y
ahí en ligerezas la muerte
enmudece y se desbroza.
Vidente relumbra con el
cuerpo de la espera irredimible,
como un roce de fuego
encantado y divino
mientras vislumbra y se expande en el pico del desierto.
Brisa que amamanta los
segundos de la vertical
eternidad entre voces
solitarias y hermanas.
Canasta irredenta de las
trasformaciones su infantilidad
terrenal es un dios que sueña
en las paredes invencibles
iluminadas de agua
enceguecida entre figuras devorantes.
Soy un caracol inapelable que
llora en el tranvía mortal
de asombros y negaciones; un
manojo de ruegos varicosos,
que engalanada de harapos
defiende un vigoroso
verbo infeliz encolerizado.
Ivette Mendoza Fajardo
Quizás el ímpetu del silencio
Quizás el ímpetu del silencio
es el más níveo de los latidos.
Quizás toda alma es un
estallido de reflejos que se heredan.
Quizás la cara enjuta se
desgarra de una ilusión introvertida.
Quizás el boscaje es el trayecto
melodioso para alejar tribulaciones.
Quizás el amor convoca a
develar otoños cuando el sol sonríe.
Comparte el amor y la duda
sepulcral al arrebatar la luna del cielo
carcomido de ojos y una aurora de la religiosidad castrada del mar,
y el mar que protagoniza,
remeda en el teatro la idea temerosa.
De la noche de pájaros
entusiastas nace la harmonía de dulce dolor,
y que toda la historia
respira dulce dolor para sí, en sí, y a los demás.
El mundo vence al temor y
convence al reposo de agua vaporosa:
en el espejo de la vida el
orbe es un caligrama de sangre batalladora
y el cielo una mansa sonrisa
doblada a mi cintura en eterno celo.
Ivette Mendoza Fajardo
miércoles, 1 de junio de 2022
Hada madrina, amorosa
Hada madrina, amorosa, hermana,
hecho de menos tu magia
bienhechora,
tu lucero de mares de
paisajes sin dolor,
que al beberte mis esperanzas,
a cambio me regalabas
un festín de aromas que
sacudían el silencio
resignado y derramado de
hierbas silvestres.
Me decías- soy el resplandor
del tiempo- y
el bosque perforaba tus alas
de sueños con
fragmentos de estalactitas y
aliento de
esmeralda, la noche se
inclinaba hacia otra noche
por cada eje índigo llorando
palacios de
luciérnagas para hacerte
compañía.
Mi soledad era una flor
atómica en la tarde azul
que sangraba estrellas para
delirar en las amapolas de
tus ojos con su lenguaje
solitario en círculos de agua.
La primavera era el alma de
la luna que honraba
la certeza de mi consuelo; el
cielo con lágrimas
de armonía se incorporaba a
tu estancia para
mostrarnos el contorno
tridimensional de la vida apacible.
Pero envuelta en tafetán, ¡la
magia todavía permanece!
y hoy es para alumbrar
conciencia, como una rosa
carmesí abierta dentro del
pecho que brotó desde
la voluntad en plenilunio de
un génesis, agonizante de amor.
Ivette Mendoza Fajardo
Suscribirse a:
Entradas (Atom)