Coronas en Sometimiento de Campanas
Honor y resistencia de
dulce castillaje dentro de vibración diversa;
un resguardo tras
umbrales del astro abellotado de humanidad,
el aliento asciende a
través de mis eras interminablemente al azar.
Memorias de
precipitaciones ya presentes en la oscura verdad:
¿Por qué evocar lo
desenterrado, hacia temblor en dinámica natural?
Escamas que laceran el
suero lechoso de sonora intuición,
descifras tu festín,
tu comunión, tu duelo, tu rutina de corolas.
¿Por qué convocar a
las regentes del sometimiento de campanas?
¡El pavor es un
proyectil que retengo en agostos triangulares!
El deseo, una
corriente de címbalos huecos que manan de mis dedos,
para llevarlo a un
torso asertivo marcado por cicatrices esqueléticas.
Tal vez el arácnido
anhele la humedad sobre la faz terrestre.
Lluvias salvajes que
desvanecen sepulcros introvertidos de sal,
esculpen mi ser
ardiente hasta el alba segregando brumas estáticas.
¿Vislumbras acaso un
nombre oculto entre gemas cordales,
la investidura acuosa
de tu progenie corriendo grotescamente?
Oculto el negro sigilo
bajo esta capa que guarda el recuerdo nuestro;
así, mi boca
—habitada— revela los miedos que se edifican en el aire
y en el amor frondoso
y su erial.
Ivette Mendoza Fajardo
