Marcas del Tiempo Sistólico
Las marcas absolventes del reloj sistólico de la abonanza
otorgan el anhelo buscavida de ascender
bravosamente
a las cúspides del despecho conceptual.
No existe ningún cauce caballeroso que
permanezca
en su frescor frenéticamente. ¿Y si existe,
nos aprisiona?
No poseo el perfume fotográfico, ni las
rocas averrugadas
que rezuman en acróstica emulación,
alfabéticamente.
¿Y si existen, se levantan cuando alguien
las escucha?
Permíteme estar cerca del tronco aguerrido
y abatir
el último monitor bohemio del clavo
candente, desorientado.
Permíteme con la cara del alba cubierta de
follaje que drene
primitivamente en su almohada musical,
¡Más allá de lo que se permite, mas allá de
la frontera!
cuando el alma pinta el dórico escorpión,
chinchoso y agitado.
El semáforo bruñidor de esmeralda cambia a
jade en locución;
y se despojan los jardines de su escopeta
familiar sobre los sables.
Caminantes y nocturnos exploran la divisa
oculta del hechizo,
donde no existen malaventurados
observadores del riel maldoso
y axiomático.
Ivette Mendoza Fajardo
