Esta querencia de solsticios perpetuos
Esta
querencia de solsticios perpetuos
germina
sobre nuestros andares insospechados
de acordarse
de la metáfora por el patronímico
su feroz ira
resucitada sobre la plegaria o
sobre la
cabeza por donde salta Quevedo de rubor,
llegar por
la alegría y resucitar tristeza despeinada y
la gota
pálida que de travesuras llena el
firmamento cognoscible.
Se abre paso
hacia al atraco de galaxias lampiñas.
Desmenuza
trocada a lo invisible
Seca el agua
con voz de telaraña
Atrapa la razón
con incienso intolerable
Un tatuaje
lunar que abre la puerta del estómago
Salpica la
honestidad del silencio arrollador
Asfixia la aguerrida soledad con el vaivén del mar y su cansancio
Husmea entre
dunas que derrumban profecías catastróficas.
Ivette Mendoza Fajardo