Septiembre se insubordina
Septiembre se insubordina
con el embrollo cruel de los
sollozos
afuera pereza de la catacumba
va acumulando
su codicia entre cifras
ilógicas de la muerte;
toda la quietud dormida del
ímpetu apagado,
contra las rocas
expande su plétora de
placeres de locura
su blindada bondad andariega
entre las alegrías sordas
su broncínea percepción en la
neurosis callada de la sangre,
ya nadie a contraluz se
aventura
en este minuto enigmático de
la mañana;
asmáticos los ruidos se
mitigan al
enraizamiento mediador de los
días, por donde
azuzan sus olores en el fuego
con hipnótica prudencia
así como esa gratitud
domesticada de monólogos
frente al derrumbe rojo del
elogio, del elogio llamativo de olor gris,
la mañana es un lengüeteado
despertar sobre los pantanos
la noche un rey de corazones
depilando la piel de mi soledad.
Ivette Mendoza Fajardo