Related image

lunes, 26 de septiembre de 2022

Reconozco la voluntad del instinto

 

Reconozco la voluntad del instinto preciso, voluptuoso a veces caníbal.
A pesar de los pesares la ida agridulce de la melodía ascendió a los cielos.
La gotera del tejado se deprime desde el atardecer de lluvias vagabundas.
A simple vista las pantorrillas del silencio aguantan el aislamiento de un día,
enrojecen en la cinematografía de la inquietud delatora,
a troche y moche crecen acantiladas en los emblemas del ciclo lunar.
Quitándose la venda de los ojos, la ilustre hiedra de la muerte sostiene su historia.
Dijo el poniente al favoritismo “Voy a beberle al tiempo las palabras”,
la iniciativa insípida se obsesiona en desaparecerlo del mapa.¡Ay!
La verdad amarillenta canta victoria en una galopada de sueños.
Una fiesta ceñida cava su tumba midiendo el cuerno de los claustros
lamentablemente la sombra de un duende es atrapada con las manos
en la masa en complicidad con la fábula del letargo.
En un círculo vicioso la oquedad del grito es esa pestaña indomable.
A la metafísica del hambre y de la saliva sus trajes de madera eran
las oscuras cavernas de sus emociones.
Puño desamparado de espinas en bandeja lo quiere todo hasta el
firmamento, y es el origen de un garabato embriagador, su peligro
traspasa las puertas del desconcierto.
Duele en carne viva, en mí la pregunta mordaz de los reflejos.
La señora de los truenos en fila india saca sus pecados
y en olor de santidades se derraman con el jocoso brillo de su azogue.
Ivette Mendoza Fajardo