Related image

miércoles, 14 de septiembre de 2022

Rebotan mis palabras en nubes de colores capitalistas

 

Rebotan mis palabras en nubes de colores capitalistas,
la sombra carnicera se adelanta oscureciendo el recuerdo malavenido;
la ciudad homeostática respira lágrimas frígidas y nadie viene en su auxilio.
Ser un látigo magnate a mi antojo para domesticar la angustia samurái.
No hay soñador que sueñe las venas asombradas de mi noche mesopotámica:
generosa, azul, obediente que le roncaba al mundo fauno aturdido.
Apagado está tu reino absorto, muerto el rubor del espíritu al estilo intruso:
y su boca que enamora rastreos en alargados túneles de ideogramas 
no consiente la inseguridad ni sufre la inmisericordia: y ahora está
en tus pesadillas y caigo sin voluntad en tu deseo, puede llamarse
adulación pecaminosa ¿En un entorno de puros impudores?
Burlescamente hiere un agua cósmica la rosa espectral que oxida el mundo;
¡tan inquieta! Que podría inquietar todo… entre la pasión y el fuego,
entre el cuerpo y el alma, ¿Será que como vida abrazan soledades?
Apaleada intrusión dióptrica, hexasílaba de llovida voluntad de hemisferio dormido
pregunta a los que llegan: ¿Por qué la memoria adormece ante el misterio
adolescente? Más allá, más allá, un subversivo clamor es una vanidosa pantera
en solfeo mayor entregada a las obras de caridad a pesar de tenerlo todo y nada.
¡Ay! su corona punzante de hermanastros polinizados en fulminante mono
trapichero de impulsos valerosos barajeando alopatía y limadura, migajas y
barriletes ¡Ufff!.
Ivette Mendoza Fajardo