Pasa y mira al horizonte el clavo martillado por su luz
Pasa y mira al horizonte el clavo martillado por su luz,
escudriña el cincel su ser interno y muerde la noche su miopía.
El filo del cuchillo es otro
camino de ambición martirizada,
el hierro lactante duele y se
retracta en breve justificación,
la erosión de la vida es
miedosa y es valiente
es un sueño de ojos rancios
con dolores y alegrías... es paradisíaco...
que usurpa la modorra inopinada de los átomos.
Cielo y averno invaden los
vapores huraños del mañana.
Tiempo generoso... nos
regalaste el púrpura del milenio.
¡Aquí queda la báscula
resentida sudando eternidades juveniles!
El cobre primordial se
exilia, termina su recorrido por la tierra
con tambores de lumbres y
truenos para coronar sus días…
¡Son dramáticos los ayeres
navegables en nudos centinelas!
y se cuidan con laicos
revólveres, cariñosamente se apretujan
entre ellos para sacar una ingenua risita apocalíptica.
Ivette Mendoza Fajardo