Marchan los faroles musculosos del
mechón martirizado
sobre los mares agrios de
sudores económicos,
agrandan los valores
educados de desmayos inocentes.
Un cabello de burbuja
ilusoria chorrea y revuelve
la tos artística de la
materia con el beso llovido de dolor
en inviernos analíticos.
Andan, andan nidos del
entendimiento sobre el chisme
maquinal de un espanto feliz
a la mitad de la locura
cirrótica.
Anda el bien y el mal juntos
de la mano, y
la taberna y los puñales del
reloj sublimizan
hacia el albo gozo, las
inflexiones grises de una mañana
patriota. Tranquea archivos
el meme universal al otro lado
de la palanca espinosa inútil
y la muñeca de la tranquilidad
celebra sus quince primaveras
en la heroicidad del avatar.
El viento lampacea los dados
temerosos del destino
en su casa de violetas tontas.
Andan leves los catafalcos
amoquillados en monitores
parlanchines.
El pescuezo ladra y la agonía
de la curva oscura sube
por las vértebras de la
melancolía que entrelazan
la danza oceánica de la
soledad roída contra la cintura
del árbol piadoso en su encuentro bilioso existencial.
El mazo es pillado por
audiolibros guardando pixeles
dentro del bolsillo y el
pixel es pixel aunque se apague
y se bloquee solo.
Ivette Mendoza Fajardo