Con el perfil abatido brillando por el margen
Con el perfil abatido
brillando por el margen
el abecedario escribe en
el espacio virtual
cuando el alba avanza cada
vez más ruidosa,
apática y angular al
revés y al derecho, sus
gemidos repercuten, se
engrandecen o se
duermen y los limpia y
los halaga y les da de comer
sobre una caldera
encendida en la espesura de la
noche y está rodando como
si fuera una pelota
y el silencio es una
esfinge con angustia de almas
donde se encorvan los
cuerpos celestes.
Viene atrapando mi
destino y no frota a fuego
tus serenidades; son zarpas
enguantadas de arrumacos.
¡Ah cómo desclava el alma
al corazón, quejosamente!
Pero tus manos quedan
mirándome fijamente como
siervos extraños
arregostándose al triunfo de la nada.
En una ratonera de
rutinas, el yugo acredita al presagio
una cadena de favores con
párpados algebraicos, llevando
la voluntad acuesta. Hoy
en día no se encuentra el fulgor vulgar
de los
sinsabores , tampoco se
coronan de laureles
la cabeza en su curso
breve. En salíferos espejos lloradores,
el temblor de tu espíritu
no perturba ni abarca la serenidad de tu imagen,
solo es el vuelo que provoca
ese lúgubre emisario de la muerte,
llenando de enigmas tus
sienes.
Ivette Mendoza Fajardo