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sábado, 20 de enero de 2024

Los lapsos caen grisáceos sobre la cuerda equinoccial

 

Los lapsos caen grisáceos sobre la cuerda equinoccial
colocando estremecidas las resonancias de la literatura
adiposa.
Ha llegado un mal de ojos a mis palabras nefelibatas.
Un tiempo mundano, culposo de pesimismo a mis vertebras cursivas,
similar a ver su ocaso aniquilado de lealtad,
curioseando entre los pilares anestesiados de futuros.
Arribaría bien hoy el paralelepípedo enojo de tu amor
para que escuchen estas puertas sus agravios convincentes.
Sus nacientes tradiciones
es el día exacto para ponerse a opinar
ante su restringente perfil sobre calabazas excogitables,
como consuelo a la perplejidad en extravagancia magna.
¿A lo mejor esta noche provoca su primer ajuste radial
e insistirá que duerma en su quinta resonancia?
¡Que me juzgue el trueno en su debilidad emocional!
Bajo la tierra se escribe azul con su última neurona.  
¡Shhhh! Déjalo dormir.
 
The lapses fall grayish over the equinoctial rope
 
The lapses fall grayish over the equinoctial rope,
placing trembling the resonances of adipose literature.
A malady of eyes has befallen my cloud-wandering words.
A mundane time, guilty of pessimism to my cursive vertebrae,
akin to seeing its loyalty-annihilated sunset,
curious among the anesthetized pillars of futures.
Today would arrive well the parallelepiped anger of your love,
so that these doors may hear its convincing grievances.
Its nascent traditions
is the exact day to start opening
before its restrictive profile over conceivable pumpkins,
as consolation to the perplexity in great extravagance.
Perhaps tonight it will provoke its first radial adjustment
and will insist that I sleep in its fifth resonance?
Let the thunder judge me in its emotional weakness!
Underground, blue is written with its last neuron.
Shhhh! Let him sleep.
Ivette Mendoza Fajardo