Estrella abogada como buen samaritana
Estrella abogada
como buen samaritana
que es desaliñada por desliz y por su
contorno,
yo soy la lucha como chivo expiatorio
y solamente cargaba el cuerno de la
abundancia,
no la boca que polariza, miente, ofende,
a mi pulsación electromagnética en el
plasma
de mis días,
y cuando su constante lumínica guarda queda
infrarroja.
¿Quién puede comprender el dolor de mi
lucha eterna?
¡Ay, anestesia factorial de lenguas
entrelazadas!
con el movimiento de palabras textean solas
yo soy el parto de Saturno que cruje el
peso de su luz
cuando afilados bailes arrancan a carne
viva el quinteto
índigo de mi alma.
En la variedad de tus besos de carmín yacen
los espectros
en pie de guerra
agitan sus fuegos en muertes siderales como
un foco ciego
de inflamadas geometrías,
en las muy afortunadas noches de confusión,
el asombro
es un virus de alta acrobacia de turbinas
vaporizadas y se
deja caer sobre el amor en soplos, luego se
engorda hasta morir.
Soy como Penélope, diosa que teje y desteje
la ilusión y la ausencia,
tristeza doy, más ingrata en su cama de
olivo que llora y espera,
aquella locución mágica que implorara el
regreso de Ulises
para una vez besarlo y amarlo en una alcoba
oscura.
¿No es acaso la espera la más cruel de las
penitencias?
Star advocates like a good Samaritan
Star
advocates like a good
Samaritan
that is disheveled by
slip and by her contour,
I am struggling like a scapegoat
and only carried the
horn of plenty,
not the mouth that
polarizes, lies, offends,
to my electromagnetic
pulse in the plasma
of my days,
and when its constant
luminescence remains infrared.
Who can understand the
pain of my eternal struggle?
Oh, factorial
anesthesia of intertwined tongues!
with the movement of words,
the text alone
I am the birth of
Saturn that creaks under the weight of its light
when sharp dances tear
at the indigo quintet
of my soul.
In the variety of your
carmine kisses lie the specters
ready for war
stirring their fires
in sidereal deaths like a blind spotlight
of inflamed
geometries,
in the very fortunate
nights of confusion, astonishment
is a high acrobatics
virus of vaporized turbines and it
falls upon love in
breaths, then fattens until it dies.
I am like Penelope, the
goddess who weaves and unweaves illusion and absence,
I give sorrow, more
ungrateful in her olive bed that cries and waits,
that magical speech
implored the return of Ulysses
to once kiss and love
him in a dark chamber.
Is not waiting for the
cruelest of penances?
Ivette Mendoza Fajardo