El ave desobediente que penetró en mi mente
El ave desobediente que penetró en mi
mente,
no hallará escape en cubrecaliz insonoro,
ni siquiera por la melena numérica del
pensamiento.
Sus alas saltanejoso han sido depiladas, su
vuelo truncado.
¿Dónde encontrará su reposo en este
laberinto?
No alcanza vaciedad en manchón imperativo,
¡No habrá retorno expresionista ni
metamorfosis desopilante!
No seremos testigos de un nuevo Pericles.
La idea de una contienda sumergida en la
sapiencia de los clásicos,
del montículo de oro no inquieta mi
descanso nocturno.
¡Qué ironía contemplar la grandeza sin
temor a la derrota!
En el témpano redoblón anida sus sueños en
la cúspide humana,
la cabeza novísima se abate bajo un follaje
de reflexiones intrigantes,
mientras el enjuiciamiento enojón alcanza
su apogeo en el crisol del ser.
El ensamblaje de palabras apologéticas
murmura en tono solemne:
-Apéndice abstracto del manuscrito en la
tentación usurpada de abrojos-
Homero diserta, amarilla la esencia de un
antiguo pasaje de emociones,
sin perturbar mis sueños que se acalambran
al escuchar un dueto de dulzura,
¿Será acaso la eternidad la que dibuja
estos anhelos?
No a la meditación sobre un libro alucinado
y habilidoso al incentivar anhelos.
The disobedient bird
that penetrated my mind
The disobedient bird
that penetrated my mind,
will find no escape in
a soundless chalice cover,
not even through the
numerical mane of thought.
Its fluttering wings
have been plucked; its flight truncated.
Where will it find
rest in this labyrinth?
It doesn’t reach
emptiness in an imperative blot,
There will be no
expressionist return or uproarious metamorphosis!
We will not witness a
new Pericles.
The idea of a struggle
submerged in the wisdom of the classics,
from the golden mound,
does not disturb my nightly rest.
What irony to
contemplate greatness without fear of defeat!
In the rounded ice, it
nests its dreams in the human peak,
the newest head bows
under a foliage of intriguing reflections,
while the irate
judgment reaches
its peak in the
crucible of being.
The assemblage of
apologetic words murmurs in a solemn tone:
-Abstract appendix of
the manuscript in the usurped temptation of thistles-
Homer lectures,
yellowing the essence of an ancient passage of emotions,
without disturbing my
dreams that cramp upon
hearing a duet of
sweetness,
Could it be eternity
that draws these longings?
Not to the meditation
on a hallucinated and
skillful book
encouraging desires.
Ivette Mendoza Fajardo