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miércoles, 12 de junio de 2024

Un atril de insomnio erra intranquilo

 

Un atril de insomnio erra intranquilo, y es una calistenia
sonrosada de ojos de miel que toca el clarín del tiempo
¡desbalanceando el dialecto de sus malhechores noctámbulos!
Son cuatro, y en el epicentro de su desmejorada atención,
una armonía de exhalaciones ahumadas de catetos índigos,
surcando los restos del mutismo de mañas cabalísticas,
entre sabores furtivos de indolencia y somnolientos atardeceres
que atragantan los últimos y vanos suspiros de mi mente desabrigada
de sueños escolásticos y vagabundos de misiones temperamentales.
¡Y rotan, todo rota, todo se bambolea al estruendo de salamandras
de almas sensibles y conciencias despiertas!
La devoción, un susurro de ninfas virtuales
y son la espera de la vida
o quizás la fatiga teatral del encuentro y el tedio de su macula casual,
los distancian, saborea lentamente su entorno, como raquítico espaviento
agasajando ideales de doncellas cantoras que atizan y
desparraman universos de sedas y tafetanes, risueños de dolor.
¿Será que carecen las horas, en días interminables de templanza?
¿O quizás les atribuyen distancia en el tiempo de un futurístico Big Ban
que ve el brote de mis versos dentro de mis entrañas?
¿Qué explicaría Aristóteles de nuestra errante búsqueda de sentido?
¿Por qué el universo nos deja en esta danza de perplejidad y deseo?
 
A lectern of insomnia wanders restlessly
 
A lectern of insomnia wanders restlessly, and it is calisthenics
rosy with honeyed eyes that play the clarion of time
unbalancing the dialect of its nocturnal wrongdoers!
There are four and at the epicenter of their deteriorated attention,
a harmony of smoky exhalations of indigo angles,
traversing the remnants of the muteness of cabalistic tricks,
among furtive flavors of indolence and sleepy sunsets
that choke the last and vain sighs of my unprotected mind
of scholastic dreams and vagabonds of temperamental missions.
And they rotate, everything rotates, everything
sways to the roar of salamanders
of sensitive souls and awakened consciences!
Devotion, a whisper of virtual nymphs
and they are the waiting for life
or perhaps the theatrical fatigue
of the encounter and the tedium of its casual stain,
distancing them, slowly savoring their surroundings, like a rickety fright
entertaining ideas of singing maidens who stoke and
scatter universes of silks and cheerful taffetas of pain.
Could it be that they lack the hours, in endless days of temperance?
Or perhaps they attribute distance to the time of a futuristic Big Bang
Does that see the sprouting of my verses within my entrails?
What would Aristotle explain about our errant search for meaning?
Why does the universe leave us in this dance of perplexity and desire?
Ivette Mendoza Fajardo