Sobre esta manta rígida se estrella
la timbuca sinfonía de las olas patulecas;
en la bruma labiosa que besa mi semblante,
se revelan las venas vaciadas
de un madroño desgastado,
el cachimbo de aromas del incienso
bazuquero,
lejos de sus fervores y los plásticos
retumbos
del milenio a borbotones.
A carta cabal, el confundido en su sofocado
retiro,
oscila entre la confianza y la duda de esta
runga, ¿qué nota?
la camellada de los buitres, a plena vista,
las estelas huesudas y vibrantes de su
descosida caballada.
Desenrolla la lengua en tu mente de papel
enloquecida,
desafiando a la arrogancia salina y jayana,
a diestra y siniestra, la sutil farsa de
los océanos
que recogen el ocaso de las trampas
torcidas,
la arrecha rectitud del primer desmadre
anual.
Al intentar caminar sobre el texto
sulfúreo,
descubro, frotando mis pies, joyas
ahuevadas,
lunares enterrados en la arena.
Ivette Mendoza Fajardo
Con jerga nicaragüense