Salamandras

Salamandras, luces que prolongan
sus desleales sombras.

Viento huracanado, urraca
desobediente.
Lejos y más lejos
libros y más libros

algunas monedas, algunos clarines

coleccionistas de penumbras.
Y al fin, la limosna
apetece tus párpados benditos,

mitos, recuento y regresión del cigarrillo esfinge,

calma y finge.
Fuma la tempestad y llama iracunda
decide por sus propias manos

arder dentro de su desventura.
Entre tus labios tejo mi melancolía,

luego enmohecen nuestras vidas

de la tierra al aire, del aire a la tierra,
llover, llover, llover

más allá del horizonte

y observar el final del arcoíris
rígido y soñador.

 Ivette Mendoza

Sueños en espera de un corazón

Sueños en  espera de un corazón

en primavera, en cuarto creciente
eclipse de aldaba, mitad verdad

mitad mentira, suaves caricias,        

aliento eterno, clara inspiración.

Delirio de una espiga agobiada

que roza el borde del umbral

dudaba en el plano celestial

lloraba en el paraíso frutecido

mitigaba su cólera en una pizca de sal

era la espiga del bien, era del mal.

Vigilia que carga un embrujo por la
grandeza de su orgasmo profético,

trazamos las líneas del vértigo         

sobre todos los  pensamientos

se inmola la blanca alondra, se inmola

mientras te espero en mi lecho

gira el sol en tu pecho, gira

el sueño atávico en la almohada,

hay futuro en un cartera Prada
sueños en espera de una buena razón

Gucci, Guess la huérfana derrota

sin alas, sin cielo, sin vuelo la dulce gaviota.

Ivette Mendoza

 

Serenidad del mundo

Serenidad del mundo
y de los hechos

para mí, para ti

para ellos
serenidad del mundo

y de los hechos:
constante alineación.
Por la secreta ventana
entreabierta
de un balcón
deslucido de luna.
El pájaro explorador
en las montañas rocosas

extiende sus alas rapaz,
perspicaz,
sobre la nada de los hechos.

Ivette Mendoza