La vida da vuelta y se mueve, se
mueve
y se mueve, entonces guerra llueve.
Una luna de agujas borda el valle de
lo imposible.
La fresca niebla envuelta en el torbellino inaudible
La fresca niebla envuelta en el torbellino inaudible
de las fieras en la dantesca calle.
Una mano pasamanos esclarecía la malquerencia
Una mano pasamanos esclarecía la malquerencia
y conoció todas sus flaquencias.
El viento es un fantasma que bebe su misma esencia
El viento es un fantasma que bebe su misma esencia
y produce olvido de su propia
miasma.
El muro que detiene mis tormentas y
mi afrenta,
son los bramidos de árboles caídos.
La lamparilla de la tarde se expande
en los huertos,
y me lleva más allá del horizonte del saltamontes
y me lleva más allá del horizonte del saltamontes
y de la aurora del cenzontle.
Tirador de piropos,
tu labia se destapa en la lluvia y en la pena,
tu labia se destapa en la lluvia y en la pena,
me desprendo de la pugna y el vacilón,
recordando la noche cuando perdí la razón.
Nitidez acabada en el deseo, suma de
cuerpos
transparentes y enarenados; sus desnudeces despojan
el brillo de los soles de universos enajenados, de playas
el brillo de los soles de universos enajenados, de playas
refulgentes, ante la lucidez del
alba del alma.
Ivette Mendoza