En bosque de oro y rosado cuarzo
Hadas de luz, elfos de diamantes exudan
Néctares milagrosos, perfume de geranio
Y sobre las pesadas piedras del disecado rio,
Lejos de su nido, canta y alegra un ruiseñor mi alma
Sus melodías están ensangrentadas y sus alas rotas.
Hadas de luz, elfos de diamantes exudan
Néctares milagrosos, perfume de geranio
Y sobre las pesadas piedras del disecado rio,
Lejos de su nido, canta y alegra un ruiseñor mi alma
Sus melodías están ensangrentadas y sus alas rotas.
Ivette Mendoza