Expiación en su máxima agitación del
momento
Pecado que pasea su bendición del
agua al fuego
Cara triste que puede llegar a
cualquier cielo
Cruzamos las noches oscuras en un
solo temblor
Liberamos espíritus con mácula,
dolor y hambre
Como se llena el karma en su vasija
de hiedra
Responder al desencanto de una
amarga sonrisa
Todo transcurre entre las dos y las
cuatro de madrugada
Aprendemos a filosofar con el arpa eléctrica
Alguien se roba el alma que no arde
entre vocales
Hay amor y pan dentro de la vasija
del canto
Porque han sido capaz de destejer
este melodrama
La luz nos sigue aun sin ser devoto
de algún dogma
Recobrarse del sueño juntando partículas
cargadas
De toda palabra armoniosa que
envuelva la vida
Ivette Mendoza