Y nos dispusimos a divagar en el dédalo
del sueño,
Denegrir la falacia de los párpados
y la gula híbrida de mi piel,
Batallar tus hordas lacónicas de monolitos
neófitos
Dormir y saber soñar, ser matutina y
estar perdida
Sobre ósculos de música onerosa
Basta aborregarse sin sevicia al
vacuo vestido de
Lentejuelas arzobispales
El venático purpúreo y la melancolía,
Oréganos con zalamerías de un incienso
barroco,
Mi música flemática: deprecación y egida
de su pícaro entorno
Tu armadura de titán
de infiernillo nuclear
Se acerca al comulgante trueno sonrosado a
Divagar y solo divagar en el dédalo del sueño
Ivette Mendoza