Poemas Abstractos, Poesías, Poeta Nicaraguense Ivette Mendoza Fajardo (Ivette Urroz), Nicaragua, Managua América Central, sacuanjoche, Poemas Contemporaneos, Poemas
martes, 31 de agosto de 2021
Se trastocan los días, los años parvularios
Se trastocan los días,
los años parvularios
Esa reacción química que contabiliza
Esa reacción química que
contabiliza
el tronar del dedo pulgar
entre
los planes de desarrollo agropecuario
y sus vapores coronarios, se
presiente.
Un viento necesita de todas
mis virtudes
para administrar su
radiografía aristotélica.
Elementos científicos que
aman la invención
de un pulmón atómico que
decide devorarme
dentro del mutismo ciego al
respirar.
Consciencia de alquitrán
sindicalizada en mí
vertebrada máscara mentolada
en soledad
con el denominador común a la
fantasmagoría.
Nomenclatura física de perlas
asesinas
lanzan un puñado de
generaciones con
olores a cortocircuito.
El cañaveral de la tangente
se casa con el
mejillón de la poesía
mientras que su
hermanastra, la ciencia de la
mandíbula batiente
trasplanta y machaca una
realidad de abecedarios
mercenarios de color agreste.
La liberación de las hormigas
locas gritaba contra
las patas de un avestruz que
aplaudía derrocar
la muerte con un cuchillo de
celofán.
Las balas eran los panfletos
que tapaban el ojo
tuerto de un litro de puertas
y se golpeaban
el alma hasta arrancarse los
colmillos deshumanizados.
La dentellada de la
cotangente aprieta bien
televisada a descocer arañas
entre un pasado
sin fin y su biogenética diversión, del cual juegan al
verso de las mañanas
sobrenaturales.
Ivette Mendoza Fajardo
domingo, 29 de agosto de 2021
Es de la envergadura del rigor de la técnica probabilística
Es de la envergadura del
rigor de la técnica probabilística
donde hallamos,
melancolía por el respingado
almanaque molecular.
La inconveniente sumatoria de
exponer tus labios
extrasensoriales y la
discordancia con los matices
del espectro pitagórico
o cartesiano de los sueños, lo acortan en su eje terráqueo.
Aplicaciones asombrosas,
el conjunto universal del
aire de infinitos cuencos
representa:
Su animación cinematográfica
al convulsionado teorema
por la asimetría del espacio
virtual entre párpados
iónicos.
Con la liberación de la
sonrisa vencida y fallida, esta,
nos propone el roce
extravagante del menester
politeísta
y descarta el falso milagro banal
y consumido en el
anhelo de la conquista de un
beso exponencial y divergente.
Ivette Mendoza Fajardo
sábado, 28 de agosto de 2021
Lo amurallado en los mantos del asteroide
Lo amurallado en los mantos
del asteroide ciempiés.
La irritabilidad en el
espacio de los cohetes vertebrados.
Los miedos astrales a través
del techo persistente.
Las muñecas divorciadas, los espasmos
amabilísimos.
El llamamiento estadístico con sus
vestiditos verdes.
La aceleración emperifollada
con que se elaboran
las trayectorias en un grano
de humildad.
Los tornillos que atornillan
las hazañas de los ramalazos
y un matamoscas que mal mata
el resurgimiento de historias
falsas
desde el terruño rudimentario
de la salchicha,
reconstruyéndose al misterio occipital de
la poesía.
Ivette Mendoza Fajardo
sábado, 21 de agosto de 2021
El día se espulga
El día se espulga, se
espulgaba, defiriendo
a su atuendo ecosistema, la
montaña de medusa
sobre higuera y torrencial
vacíos de destinos;
El tabardo inmóvil, digamos
fugitivo y bigotón,
chapuzando en los escombros.
Un verdín degradante aquel
que derruyeron allí,
la calma singladura y su lego
taimado tan descalabrado de
clepsidras auroras,
batidas entre sus costillas feudo-albinas,
con miel de espíritu
reacondicionaban el sacro duelo.
Aquel maculado látigo fue
solsticio cobijado de disléxicos
dolores
bajo el sobresalto de la
obsesión.
Juguete de la luz, hastiado,
acorralado en lenguas
apocalípticas,
monomanía de microondas que
contradice los pilares
de las desmesuras,
avizora la carabina los pies
que defenderá
su aerostático plomo; su hígado
de marfil y su rostro hidra,
los verdes labios del titán
los maquilla fibrosamente.
Ivette Mendoza Fajardo
a su atuendo ecosistema, la montaña de medusa
sobre higuera y torrencial vacíos de destinos;
El tabardo inmóvil, digamos
fugitivo y bigotón, chapuzando en los escombros.
Un verdín degradante aquel que derruyeron allí,
la calma singladura y su lego taimado tan descalabrado de
clepsidras auroras,
batidas entre sus costillas feudo-albinas,
con miel de espíritu reacondicionaban el sacro duelo.
Aquel maculado látigo fue solsticio cobijado de disléxicos
dolores
bajo el sobresalto de la obsesión.
Juguete de la luz, hastiado, acorralado en lenguas
apocalípticas,
monomanía de microondas que contradice los pilares
de las desmesuras,
avizora la carabina los pies que defenderá
su aerostático plomo; su hígado de marfil y su rostro hidra,
los verdes labios del titán los maquilla fibrosamente.
Ivette Mendoza Fajardo
Somnolencia precoz de espíritu verde
Somnolencia precoz de espíritu verde.
Seda se da sedada de
congelación.
Gimoteando hueso saltarín
lardando.
Atlántida dorsal zurciéndose
con éter.
Relumbrados océanos de ceras
y ajíes.
Amelocotonada la mar con
camisa al azar.
Una niebla solitaria de
viento y saliva.
El águila ermitaña borrando la
ramazón lunar.
La barca de alaridos adyacentes
sangrando
en el sazonar de los
entonces.
Las uñas del eje terráqueo
del pio pio con maculado
hálito casi nunca su torre
lavanda anda panda.
Mientras reímos no somos
pinceles sino albatros
sin embargo refutábamos agua
lujuriosa
saludando entre los
sepulcros.
Esa marmota jota soplándose dentro del
maremoto.
Buitre conmigo en la morada
celestial,
vamos cargando
apasionadamente
luna envenenada de flores jocosas.
Ivette Mendoza Fajardo
jueves, 19 de agosto de 2021
Hoy se acalambra la nostalgia solitaria del crepúsculo.
Hoy se acalambra la nostalgia
solitaria del crepúsculo.
El óvulo sideral amortaja los
siglos del pan azulino.
El cascabel energúmeno ensaliva
la orilla de los vértigos.
La estepa y su plumaje nácar
exhuman la sinrazón
de los tercetos.
Y la luna idolátrica acorta
el temblor de su pupila de esmeralda.
Las mañanas de trigo sacuden
sus alas de terciopelo,
con sus voces delgadas
derretidas en melancolía.
Ivette Mendoza Fajardo
El óvulo sideral amortaja los siglos del pan azulino.
El cascabel energúmeno ensaliva la orilla de los vértigos.
La estepa y su plumaje nácar exhuman la sinrazón
de los tercetos.
Y la luna idolátrica acorta el temblor de su pupila de esmeralda.
Las mañanas de trigo sacuden sus alas de terciopelo,
con sus voces delgadas derretidas en melancolía.
domingo, 15 de agosto de 2021
Supernova pestífera de baldosas boquiabiertas
Supernova pestífera de
baldosas boquiabiertas.
Estranguló en melancolía la
flojera entontada,
venerabilísimo y desarropado
este eslabón confabulado
que ara por su piel un jardín
inmoral,
como peces sufridos
encandilándolos de gestos.
¡Quién inventaría el arqueo
de la calentura y del revoloteo,
de su ancha postura
desmenuzada en numerosas lunas
absolutas bajo el
estremecimiento totalitario del aguacero!
Tienes dentro de ti la
obsesión predestinada de tus pestañas
afligidas holladas de
universos del menester elemental.
Correteas por la estancia envuelta
en piernas de serpientes
mordisqueadas por las hienas
de una pretensión a la nueva ola.
Maligno este cuchillo
abrumador.
La ecuación sabe de ti, pero
tú sabes más de ella
al saltar esa voluntad
quántica y conquistar su orilla amilanada.
Alianza ineludible, poderío
de la sangre del destierro de cebolla,
toros concientizando y
tragando su teocracia matemática.
Ladrillos bramadores, que
todos soñamos por el juego de la salvia.
Ivette Mendoza Fajardo
sábado, 14 de agosto de 2021
Resuena la penumbra diabética
Resuena la penumbra diabética
sobre el fracaso del averno.
A la luna embarazada le duele
la pasión engarbada de bronquitis
debajo de un mar impermeable
y una tierra sentimental de arañas.
La máquina fetal exploraba la
blasfemia de los sones demudados.
De igual modo lucen los
muertos joviales y la espalda
geográfica para que siempre suden, para que no expíen
sobre el verdugo asfixiado de
rumores oscuros.
Las enfermedades alabando al
vendedor de flores temibles
con voluntad de mosca sublevada.
Así el candado tiñoso ostenta
la tristeza como medalla
dispersa por error entre los
rombos siniestros
y transfiguraba su pulmón
como trofeo a la estrella innominada.
En esa inédita esfera
levantaré otro vuelo
con el estambre yermo de la
metamorfosis.
Solamente transitaba, por la
astilla del mundo emocionante,
de esa tos urbana poseída en
la musculatura del mármol,
donde quedó como achaques
azotados de cemento.
La voluntad ciénaga abarca el
hábito mellado y artificioso
que relegaron las sílfides al
ascender a la melancolía del sexo.
He disipado las contraseñas
posteriores de esta ceremonia
que no retorna, ni debe
retornar a su punto inicial.
Antes que esa carretera sea
mordida por el céfiro,
fueron nucas solteronas
apolillando las ventanas
con mi leucocitos más
sonoros, incomprensibles,
en la cosecha del rojo y
sepulcral hartazgo.
Ivette Mendoza Fajardo
La noche zurce un graznido
La noche zurce un graznido en
el temblor de la herida.
Mortaja de la soledad
violenta de garrapatas en cautiverios.
Panal sin contraseña escarba
la ficción horrífica del hueso
Almácigos de ojos incestuosos
destierran el verbo enloquecido
que se introdujeron a la murmuración
de la cercanía,
con calles automáticas de
amor y balbuceos cibernéticos,
de las premuras persuadidas
tras las bartolinas devorantes.
Tiempo acurrucado en el
principio de apenas una hora.
Zaguanes desesperados de
júbilo venenoso rosado inalterado.
Ivette Mendoza Fajardo
viernes, 13 de agosto de 2021
Arrebatador rescoldo
Arrebatador rescoldo,
condenable hueso invidente,
embriagando amor de salvedad
horizontal,
mujer de laurel difuso y
esdrújula genética,
petrificada dualidad de eléctrica
ilusión escamada.
Los siglos pasan por la
hambruna de los vértigos,
después de un reciente pasado
que truncaba albores castos,
marca el rumbo en un caminar
perentorio y patriarcal
y en el centro de su propia
eternidad se sueña estercolando.
Escarba quizás sobre el plomo
iracundo de moléculas contingentes
de un postulado volátil en
medio de tanto asombro veleidoso.
Ivette Mendoza Fajardo
martes, 10 de agosto de 2021
Colochos moribundos de la adversidad mañanera
Colochos moribundos de la
adversidad mañanera /
Ruina de satélite inmemorial, en pergamino humano /
Hambruna germinada a
palpitación copada /
Códigos danzarines sobre las
dudas piro-clásticas /
Mañanas mefíticas requemadas
de azufre /
Obsesión lésbica de sentido
infinitesimal por doquier /
Lengua clásica se zambulle en
el mar alado
de la mentira /
Medicación etérea rapada de
cabeza y
cruzada de esporas /
Aullido parido de almas
rateras mutiladas /
Fogata encasquetada de
piernas movedizas /
Pánico selecto bajo el rito
monográfico de las risas /
Grafica de la ilusión
hermanastra de la
sombra suprema /
Muchedumbre de ruidos
psicóticos lamiéndose
los pies extasiados de penurias /
Espina dorsal feminista
amamanta ese dolor
ciudadano de sopor mellizo /
Maleta torturada por demonios
esclavizados
de amor y el llanto perfora
sus sueños milimétricos /
Garfios que germinan una vida
bicolor en pugna /
Ivette Mendoza Fajardo
Por un momento
Por un momento ufanados,
destornillados, lerdos y
desnucados,
concurrimos en las frazadas
del remordimiento,
atascado en su anhelo ya cargado
de enunciados de nitratos
ruinosos
dentro de su gran desengaño
acústico trimestral.
Vegetamos coordinados
enarbolando
la última eufonía
clandestina,
el clavicordio anclado a la
par
de la oportunidad
más colindante
escudriñando un alma
contra alma de otro
cuerpo dibujando su conciencia,
derretimos nuestras armaduras
de tragedia en tragedia hasta
la muesca desdentada zarandeando
un día muerto de amor
y una noche de huecos grises infinitos
y murallas seniles disolutas,
el fango de la sobrevida nos
allana…, nos alegra
y yo…concluyo al caminar.
Por un momento existimos
de par en par fragmentados de
fuego
y de vez en cuando perdemos
ese sonido
singular que nunca acaba de
comenzar…
Ivette Mendoza Fajardo
Aviento ,entornadas horas
Aviento, entornadas horas, como dogmas del semáforo
agobiante.
Carne de los siglos como
mordaza de la memoria
en delirios umbilicales del ensalivado trajinar.
Ascender, esa burbuja de
cedro que extravía los
telescopios de la levitación.
Reír o no reír, la confesión errática de
Vivaldi aconseja a los pájaros cernícalos.
Los excesos inquietos de
planteamientos
psicotrópicos constituyen
la personificación de lo
condicionado.
Fracciones, desamparos,
calumnias de lo rectangular.
Sobre lo ovoide visten los
pecados oxidantes.
Caminamos picoteados en el
muslo histórico
con la caparazón desordenada
en los años de
gotear abrazos gelatinosos anodinos.
Ivette Mendoza Fajardo
lunes, 9 de agosto de 2021
Alas de sal para la tierra coincidente
Alas de sal para la tierra
coincidente,
algún ocelote atascado a
trueco de ceniza y cólera,
tengo el beso sideral en la
patíbulo dos a dos,
o sentir malhadado porque
está habitado
de ondulaciones paralíticas.
Ninguna obscenidad a lance
del inicio,
sobrellevar lavatorio
discordante,
intuir infortunio enjabonado,
disimular impreso de selva
dura
que hubiese dorado de
repente.
Ivette Mendoza Fajardo
domingo, 8 de agosto de 2021
He podido detener un vez más al cielo por la manga
He podido detener un vez más
al cielo por la manga
del relámpago con un arrebato
puntualizado,
machaco la melodía de su
esternón lunado.
Me aferro a la destreza
perceptible del rocío
y trato de abrir la puerta
hirsuta del extravío de
de la humanidad llorosa de
tormentos
que repica intangible, cuadrúpeda
y crispada muchas veces.
No acepto a ser la duda
de un cataclismo glotón de
fuego,
pero acepto recoger mis
fragmentos
de palabras índigos resucitadas
en el ombligo premonitorio de
la historia
inexpugnable que cultiva
enigmas en mi piel.
Ivette Mendoza
del relámpago con un arrebato puntualizado,
machaco la melodía de su esternón lunado.
Me aferro a la destreza perceptible del rocío
y trato de abrir la puerta hirsuta del extravío de
de la humanidad llorosa de tormentos
que repica intangible, cuadrúpeda
y crispada muchas veces.
No acepto a ser la duda
de un cataclismo glotón de fuego,
pero acepto recoger mis fragmentos
de palabras índigos resucitadas
en el ombligo premonitorio de la historia
inexpugnable que cultiva enigmas en mi piel.
Fusionan las películas exhumadas con el fuego
Fusionan las películas
exhumadas con el fuego,
opacan los paladares sin
catarsis,
agrietan sus lujurias
sigilosas, miran alrededor,
se aplauden los desórdenes
secretos
y claman un bisturí
cantinflesco que nace terco.
Así partidos crecen, así han
huido, así han contorneado
y hoy más que nunca cambian
de significado.
Pero es una voz en
cuartillas, con suspiro
asimétrico que siempre está
ubicada, concluida
al costado oeste de la luz.
Ivette Mendoza Fajardo
sábado, 7 de agosto de 2021
Ópalos de la exploración del grisú funambulesco
Ópalos de la exploración del
grisú funambulesco
Ópalos como fauces del
centuplicar y aletear de enconos.
Ópalos lacustres y oscuros.
Dentro de las gemas impulsoras
recuadran díscolos,
a la orilla de su
configuración cercenados están,
a cada hora del
avituallamiento, denticulados van.
¡Cómo hacen derrame esférico
proyectándose en mí!
Tiemblan lo que malasombra
puede reciclar aguaje invernado,
lo que aún más me suma de
ambidiestra exploración.
Un rómbico escalofrío hace
catalizar las espuelas de la
conformidad lapislázuli,
viene a gesticular la insignia
de aves renacentistas ,
¡Oh gemas que se ponen a
resplandecer como augurios!
y encantan el rumor de sus
espíritus vírgenes.
Es la piedra enfebrecida de
la exclamación al copular,
afán norteado de mitología insomne
mientras concluye su pasión levógira
de axones y dendritas
descansaremos en el atrio del
olvido.
Ivette Mendoza Fajardo
Las garras inocentes de la vida
Las garras inocentes de la
vida dejadas a solas,
reposan en lo que las
estaciones cambian
para ocultar de espacio ese
previsor diablillo.
Señales, pues, de las sombras
moribundas
en ese dominio oculto,
cada vez más benévolo
y esas cicatrizadas estancias
de la remembranza,
sin altas murallas para
deletrear su ciencia,
que estas ideas no queman por
ninguna parte,
esas garras inocentes hasta
las garras inocentes.
Ivette Mendoza Fajardo
viernes, 6 de agosto de 2021
Porque hay siluetas decidoras y pasmosas
Porque hay siluetas decidoras
y pasmosas
de pasar esa fuga animosa por aquí
bostezando penachos melenudos
con embrujos.
Mis ademanes fermentativos se
alegran
y siembran placeres
meticulosos.
No puedo ser viento en pieles
de latidos veloces.
La pregunta no es para
acertijos de salitres.
¡Recojo mi fe metropolitana
en la cubeta de la ignorancia!
Leo pájaros invisibles en sus
fragancias de asfalto.
La congoja dadaísta rebalsa
en la anarquía de la nada
y funde mi terquedad en la
masificación del hueso dirigible,
la
persigo,
la castigo
y al final la acaricio con
piedad morbosa.
Se estruja, se avasalla cada
día
hasta hacer de ella un fonema
deficitario.
Se puede quemar su espíritu
en retrato
y exponer su quemadura viva y
recalcitrante
para el bien de todos los
pixeles trotamundos.
Hablan desde aquí, deforman por allá
nos dan maromas de verdes
cenicientas
eso sí su látigo fecundable
azora
en un punto febrífugo…
Ivette Mendoza
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