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viernes, 6 de agosto de 2021

Porque hay siluetas decidoras y pasmosas

 

Porque hay siluetas decidoras y pasmosas
de pasar esa fuga animosa por aquí
bostezando penachos melenudos con embrujos.
Mis ademanes fermentativos se alegran
y siembran placeres meticulosos.
No puedo ser viento en pieles de latidos veloces.
La pregunta no es para acertijos de salitres.
¡Recojo mi fe metropolitana en la cubeta de la ignorancia!
Leo pájaros invisibles en sus fragancias de asfalto.
La congoja dadaísta rebalsa en la anarquía de la nada
y funde mi terquedad en la masificación del hueso dirigible,
la persigo,                                                                         
la castigo
y al final la acaricio con piedad morbosa.
Se estruja, se avasalla cada día
hasta hacer de ella un fonema deficitario.
Se puede quemar su espíritu en retrato
y exponer su quemadura viva y recalcitrante
para el bien de todos los pixeles trotamundos.
Hablan desde aquí, deforman por allá
nos dan maromas de verdes cenicientas
eso sí su látigo fecundable azora
en un punto febrífugo…
Ivette Mendoza