Aviento ,entornadas horas
Aviento, entornadas horas, como dogmas del semáforo
agobiante.
Carne de los siglos como
mordaza de la memoria
en delirios umbilicales del ensalivado trajinar.
Ascender, esa burbuja de
cedro que extravía los
telescopios de la levitación.
Reír o no reír, la confesión errática de
Vivaldi aconseja a los pájaros cernícalos.
Los excesos inquietos de
planteamientos
psicotrópicos constituyen
la personificación de lo
condicionado.
Fracciones, desamparos,
calumnias de lo rectangular.
Sobre lo ovoide visten los
pecados oxidantes.
Caminamos picoteados en el
muslo histórico
con la caparazón desordenada
en los años de
gotear abrazos gelatinosos anodinos.
Ivette Mendoza Fajardo