Acompasada de hoy
Acompasada de hoy, no llueve tormento
refugio de una verdad solar
donde se viste el alma sigilosamente
de carne de esvásticas vesánicas,
y se ha transformado mucho
facilitando tu luz de metamorfosis extraviada
a lo que veo y profeso…azar, azar, azar…
Desbaratar ese rojo cariño al blanco sopor,
como esa clara porosidad del temor,
entre lo innavegable viltroteado a la piedra
y a lo invisible que quiebra el vocablo cadente
del sueño…
Y flemática, flemáticamente
en el margen revelado de su geometría
experimenta de nuevo, de nuevo,
mudando colores de pupilas iguales graciosas
como en una historia celeste
cargada de fortuna de panes y peces laureados.
Ivette Mendoza Fajardo